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Acoso

ACOSO
Dícese de aquella persona que hostiga, persigue o molesta a otra.

Podemos hacer la siguiente distinción:
  1. Acoso sexual.
  2. Acoso laboral.
  3. Acoso callejero.
  4. Acoso sexual por razón de sexo.
  5. Acoso sexual académico.
  6. Acoso sexual laboral.
  7. Acoso escolar.

En todos ellos prima la posición de superioridad de quien acosa sobre la persona acosada. Es decir, quien acosa se vale de su poder para amenazar, amedrentar, hostigar, perseguir, molestar a la otra persona; a quien considera inferior.


Nuestro Código Penal, desde el año 2015, recoge el delito de stalking, o acoso, dentro de los delitos contra la libertad. En concreto, el art. 172 ter establece que será penado quien acose a una persona llevando a cabo, de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado, alguna de las conductas que describo a continuación, y que alteran gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de quien es acosada:
  • Vigilancia, persecución o búsqueda de cercanía física.
  • Establecimiento, o intento de hacerlo, de contacto con ella a través de cualquier medio de comunicación, o por medio de terceras personas.
  • Haciendo uso indebido de los datos personales, adquisición de productos o mercancías, o contratación de servicios o consigue que terceras personas se pongan en contacto con ella.
  • Atentado contra su libertad o patrimonio, o contra la libertad o patrimonio de una persona próxima a ella.

Hay muchas personas que se valen de su rango académico, laboral o personal para intentar amedrentar, coartar a otra persona que consideran que debe hacer lo que la persona acosadora diga o quiera. También se valen de las amenazas o coacciones para evitar, en algunos casos, que determinadas actividades, que no son del todo legales, correctas o éticamente válidas, salgan a la luz o sean denunciadas.

Son numerosos los casos de acoso, de cualquier tipo, que no salen a la luz por distintos motivos: vergüenza, miedo, culpa, pánico a que las amenazas se conviertan en realidad... Y de esto se valen las personas "poderosas". No sólo es lo que digan (lenguaje verbal), sino lo que no dicen (lenguaje gestual), el ambiente en el cual se produce el acoso, las amenazas, las coacciones. También quien acosa es conocedor, quizás, de la inocencia, de la ignorancia de las vías que posee para denunciar (no tiene por qué ser en una comisaría o cuartelillo),  de la juventud que la hice inexperta... Y de todo eso se vale para crear ese ambiente de terror que le lleva a obtener lo que quiere y a que reine el silencio.

En diferentes ámbitos se produce: jefes que se consideran los reyes e intocables y que consiguen que las personas trabajadoras hagan lo que no tienen estipulado en el contrato por temor a perder su trabajo; profesorado que amedrenta al alumnado; personas que se creen con tanto poder como para amenazar a jóvenes con quitarles aquello que más ilusión le hace si no dejan de hacer ruido para dar a conocer las injusticias y los atropellos que se están cometiendo en una entidad que se vanagloria de siglos de excelencia y que lo que hace es barrer la mierda y esconderla debajo de la alfombra.

ACOSO




Acoso

ACOSO
Dícese de aquella persona que hostiga, persigue o molesta a otra.

Podemos hacer la siguiente distinción:
  1. Acoso sexual.
  2. Acoso laboral.
  3. Acoso callejero.
  4. Acoso sexual por razón de sexo.
  5. Acoso sexual académico.
  6. Acoso sexual laboral.
  7. Acoso escolar.

En todos ellos prima la posición de superioridad de quien acosa sobre la persona acosada. Es decir, quien acosa se vale de su poder para amenazar, amedrentar, hostigar, perseguir, molestar a la otra persona; a quien considera inferior.


Nuestro Código Penal, desde el año 2015, recoge el delito de stalking, o acoso, dentro de los delitos contra la libertad. En concreto, el art. 172 ter establece que será penado quien acose a una persona llevando a cabo, de forma insistente y reiterada, y sin estar legítimamente autorizado, alguna de las conductas que describo a continuación, y que alteran gravemente el desarrollo de la vida cotidiana de quien es acosada:
  • Vigilancia, persecución o búsqueda de cercanía física.
  • Establecimiento, o intento de hacerlo, de contacto con ella a través de cualquier medio de comunicación, o por medio de terceras personas.
  • Haciendo uso indebido de los datos personales, adquisición de productos o mercancías, o contratación de servicios o consigue que terceras personas se pongan en contacto con ella.
  • Atentado contra su libertad o patrimonio, o contra la libertad o patrimonio de una persona próxima a ella.

Hay muchas personas que se valen de su rango académico, laboral o personal para intentar amedrentar, coartar a otra persona que consideran que debe hacer lo que la persona acosadora diga o quiera. También se valen de las amenazas o coacciones para evitar, en algunos casos, que determinadas actividades, que no son del todo legales, correctas o éticamente válidas, salgan a la luz o sean denunciadas.

Son numerosos los casos de acoso, de cualquier tipo, que no salen a la luz por distintos motivos: vergüenza, miedo, culpa, pánico a que las amenazas se conviertan en realidad... Y de esto se valen las personas "poderosas". No sólo es lo que digan (lenguaje verbal), sino lo que no dicen (lenguaje gestual), el ambiente en el cual se produce el acoso, las amenazas, las coacciones. También quien acosa es conocedor, quizás, de la inocencia, de la ignorancia de las vías que posee para denunciar (no tiene por qué ser en una comisaría o cuartelillo),  de la juventud que la hice inexperta... Y de todo eso se vale para crear ese ambiente de terror que le lleva a obtener lo que quiere y a que reine el silencio.

En diferentes ámbitos se produce: jefes que se consideran los reyes e intocables y que consiguen que las personas trabajadoras hagan lo que no tienen estipulado en el contrato por temor a perder su trabajo; profesorado que amedrenta al alumnado; personas que se creen con tanto poder como para amenazar a jóvenes con quitarles aquello que más ilusión le hace si no dejan de hacer ruido para dar a conocer las injusticias y los atropellos que se están cometiendo en una entidad que se vanagloria de siglos de excelencia y que lo que hace es barrer la mierda y esconderla debajo de la alfombra.

ACOSO




Lecturas feministas

Tengo que hacer un trabajo para una asignatura de un curso que estoy haciendo. La verdad es que me supone mucho estrés por la cantidad de cosas pendientes y no pendientes que tengo que hacer. Valoré mi tiempo, mis ganas y la capacidad de trabajo que, a día de hoy, tengo. Decidí que volvería a leer un libro, pequeño, que ya había leído. Por este motivo cayó en mis manos, de nuevo, Chimamanda Ngozi Adichie. 
En un primer momento iba a releer "Todos deberíamos ser feministas". Se trata de un pequeño libro que recoge el discurso que dio en TEDx hace unos años. Explica los motivos por los cuales el feminismo es beneficioso.

Buscando online en la biblioteca (porque aún no me lo he comprado, error mío), descubrí otro libro, del mismo tamaño y que me atrajo, más si cabe, por su título: "Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo". En ese mismo momento tomé la decisión de que el trabajo lo haría sobre él. Una tarde, 3-4 horas, no más, duró en mis manos, haciendo anotaciones-resumen de las ideas principales que contenía.

Lo primero que pensé fue que ojalá hubiera caído en mis manos hace muchos años (si se hubiera escrito). Aunque, pensándolo bien, lo más probable es que no lo hubiera leído porque de feminismo no se hablaba ni se leía mucho. Hay que ser sincera. Ha caído en mis manos, lo he leído cuando debía hacerlo. Éste es su momento.

Ahora sé que puedo ayudar a mi hermana y mi hermano a que mis sobrinas sean más abiertas mentalmente y no se dejen avasallar con los mandatos culturales machistas impuestos por el patriarcado. Sé que las animaré a que persigan sus sueños, como lo he venido haciendo hasta ahora, a que no se pongan limitaciones estúpidas por "el qué dirán", a que tengan argumentos para apoyar y luchar por la igualdad y a que no las traten de forma inferior por el mero hecho de pertenecer al sexo femenino.

Os recomiendo que abráis la mente, descubráis el feminismo y sus ideales. Una vez lo hayáis hecho, no dejaréis de abrazarlo.


Lecturas feministas

Tengo que hacer un trabajo para una asignatura de un curso que estoy haciendo. La verdad es que me supone mucho estrés por la cantidad de cosas pendientes y no pendientes que tengo que hacer. Valoré mi tiempo, mis ganas y la capacidad de trabajo que, a día de hoy, tengo. Decidí que volvería a leer un libro, pequeño, que ya había leído. Por este motivo cayó en mis manos, de nuevo, Chimamanda Ngozi Adichie. 
En un primer momento iba a releer "Todos deberíamos ser feministas". Se trata de un pequeño libro que recoge el discurso que dio en TEDx hace unos años. Explica los motivos por los cuales el feminismo es beneficioso.

Buscando online en la biblioteca (porque aún no me lo he comprado, error mío), descubrí otro libro, del mismo tamaño y que me atrajo, más si cabe, por su título: "Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo". En ese mismo momento tomé la decisión de que el trabajo lo haría sobre él. Una tarde, 3-4 horas, no más, duró en mis manos, haciendo anotaciones-resumen de las ideas principales que contenía.

Lo primero que pensé fue que ojalá hubiera caído en mis manos hace muchos años (si se hubiera escrito). Aunque, pensándolo bien, lo más probable es que no lo hubiera leído porque de feminismo no se hablaba ni se leía mucho. Hay que ser sincera. Ha caído en mis manos, lo he leído cuando debía hacerlo. Éste es su momento.

Ahora sé que puedo ayudar a mi hermana y mi hermano a que mis sobrinas sean más abiertas mentalmente y no se dejen avasallar con los mandatos culturales machistas impuestos por el patriarcado. Sé que las animaré a que persigan sus sueños, como lo he venido haciendo hasta ahora, a que no se pongan limitaciones estúpidas por "el qué dirán", a que tengan argumentos para apoyar y luchar por la igualdad y a que no las traten de forma inferior por el mero hecho de pertenecer al sexo femenino.

Os recomiendo que abráis la mente, descubráis el feminismo y sus ideales. Una vez lo hayáis hecho, no dejaréis de abrazarlo.


Cuestionando a las histéricas

Es bastante habitual que cuestionemos lo que suelen decir las personas. Es como si estuviese en nuestra genética. Nos gusta rebatir, cuestionar, dialogar elevando el tono de voz, gritar, en algunas ocasiones, como si eso fuese a dar más fuerza y consistencia a nuestro argumento.


En las tertulias televisivas esto sucede y más. Hemos llegado a un punto en el que el insulto parece que significa que llevamos la razón en todo lo que decimos. Lanzamos acusaciones que, en muchas ocasiones, no tienen una base sólida, pero que ahí las dejamos. Se les da un espacio, una creencia, un apoyo. Alguien se las creerá y hará que esa acusación se convierta en realidad en la mente de todas las personas.

Pero se puede ir más allá. En el caso de las mujeres los insultos, las descalificaciones son mayores. Iba a escribir que rozan el acoso y derribo, pero es que no lo rozan, son acoso y derribo. Un argumento muy utilizado es el aspecto físico: si está gorda o no, si es guapa o no, si viste bien o no, si descuidada su aspecto físico o es excesivamente guapa... Siempre hay algo que nos cosifica, que nos vuelve objetos/objetos sexuales de cara a nuestro interlocutor. No usan argumentos válidos, coherentes, basados en datos científicos, oficiales... siempre el ataque está dirigido a nuestro cuerpo y nos cuestionan todas nuestras palabras considerando que somos "tontas", poco inteligentes y dándonos lecciones de la vida, de nuestro trabajo...

Esto lo hemos podido ver en cuanto se ha formado el nuevo Gobierno tras la moción de censura. Determinados medios de comunicación han corrido a publicar sobre el "guardarropa" de las ministras, obviando (disculpad la ironía y el sarcasmo) dónde compran sus trajes, quiénes comparten su vida, qué hacen, qué leen, etc los 6 ministros del nuevo Gobierno socialista. 

Como me decía un amigo: a estas alturas conocemos absolutamente todo de la vida personal de las ministras: si están casadas o no, cuánta descendencia tienen, si su estilo de vestir es moderno o no, con quién follan, etc. Todo aquello que a mí, personalmente, no me interesa, todo aquello que no está relacionado con su nuevo "trabajo" y que es lo que realmente nos debería interesar. Nos tendríamos que detener en si harán bien su trabajo o no, no en si son más de traje de chaqueta y pantalón o vestido.

Seguimos comprobando que, a pesar de estar en el siglo XXI, en el año 2018, hay determinados aspectos culturales y sociales que no cambian, aunque haya personas que se empeñen en decir y "argumentar" que la igualdad la hemos alcanzado y nos pregunten: "¿Qué más queréis las feministas?".

Anotación: os recomiendo leer el libro de Isabel Mastrodomético "Las feministas queremos...".

Nos siguen llamando histéricas y locas. Piensan que vamos a hacer lo mismo que ellos han hecho con nosotras. Pero eso es lo que nos diferencia: nuestra lucha no causa muertes. Nuestra lucha remueve conciencias y hace temblar los cimientos de un patriarcado que empieza a tener, ahora sí, los días contados. Tardaremos años en lograrlo, pero algo está cambiando y ahora ya no nos pararán. Nosotras tenemos argumentos, nosotras somos pacientes y luchadoras, nosotras nos unimos y somos más fuertes. Nosotras estamos empoderadas, somos capaces, somos hermanas.


Cuestionando a las histéricas

Es bastante habitual que cuestionemos lo que suelen decir las personas. Es como si estuviese en nuestra genética. Nos gusta rebatir, cuestionar, dialogar elevando el tono de voz, gritar, en algunas ocasiones, como si eso fuese a dar más fuerza y consistencia a nuestro argumento.


En las tertulias televisivas esto sucede y más. Hemos llegado a un punto en el que el insulto parece que significa que llevamos la razón en todo lo que decimos. Lanzamos acusaciones que, en muchas ocasiones, no tienen una base sólida, pero que ahí las dejamos. Se les da un espacio, una creencia, un apoyo. Alguien se las creerá y hará que esa acusación se convierta en realidad en la mente de todas las personas.

Pero se puede ir más allá. En el caso de las mujeres los insultos, las descalificaciones son mayores. Iba a escribir que rozan el acoso y derribo, pero es que no lo rozan, son acoso y derribo. Un argumento muy utilizado es el aspecto físico: si está gorda o no, si es guapa o no, si viste bien o no, si descuidada su aspecto físico o es excesivamente guapa... Siempre hay algo que nos cosifica, que nos vuelve objetos/objetos sexuales de cara a nuestro interlocutor. No usan argumentos válidos, coherentes, basados en datos científicos, oficiales... siempre el ataque está dirigido a nuestro cuerpo y nos cuestionan todas nuestras palabras considerando que somos "tontas", poco inteligentes y dándonos lecciones de la vida, de nuestro trabajo...

Esto lo hemos podido ver en cuanto se ha formado el nuevo Gobierno tras la moción de censura. Determinados medios de comunicación han corrido a publicar sobre el "guardarropa" de las ministras, obviando (disculpad la ironía y el sarcasmo) dónde compran sus trajes, quiénes comparten su vida, qué hacen, qué leen, etc los 6 ministros del nuevo Gobierno socialista. 

Como me decía un amigo: a estas alturas conocemos absolutamente todo de la vida personal de las ministras: si están casadas o no, cuánta descendencia tienen, si su estilo de vestir es moderno o no, con quién follan, etc. Todo aquello que a mí, personalmente, no me interesa, todo aquello que no está relacionado con su nuevo "trabajo" y que es lo que realmente nos debería interesar. Nos tendríamos que detener en si harán bien su trabajo o no, no en si son más de traje de chaqueta y pantalón o vestido.

Seguimos comprobando que, a pesar de estar en el siglo XXI, en el año 2018, hay determinados aspectos culturales y sociales que no cambian, aunque haya personas que se empeñen en decir y "argumentar" que la igualdad la hemos alcanzado y nos pregunten: "¿Qué más queréis las feministas?".

Anotación: os recomiendo leer el libro de Isabel Mastrodomético "Las feministas queremos...".

Nos siguen llamando histéricas y locas. Piensan que vamos a hacer lo mismo que ellos han hecho con nosotras. Pero eso es lo que nos diferencia: nuestra lucha no causa muertes. Nuestra lucha remueve conciencias y hace temblar los cimientos de un patriarcado que empieza a tener, ahora sí, los días contados. Tardaremos años en lograrlo, pero algo está cambiando y ahora ya no nos pararán. Nosotras tenemos argumentos, nosotras somos pacientes y luchadoras, nosotras nos unimos y somos más fuertes. Nosotras estamos empoderadas, somos capaces, somos hermanas.


Los coletazos del #8M

Dibujo cortesía de Feminista Ilustrada


El 8 de marzo de 2018 será recordado durante mucho tiempo. Esperemos que salga en los libros de texto en el futuro como el ejemplo de una movilización global que unió, sobre todo, a mujeres en su diversidad, pero que también aglutinó a hombres que gritaban por la igualdad. 

Tengo que decir que, para mí, fue un día diferente y terminé muy emocionada. Reconozco que era escéptica con la respuesta que daría mi ciudad, Salamanca, a la llamada a manifestarnos. Recordaba que en el 2017 el recorrido fue tranquilo y tuvo una duración de unos 30 minutos más o menos. Quizás las de siempre, con la sorpresa de algún hombre.


Tuve que tragarme de nuevo mis pensamientos y mi escepticismo porque la respuesta de Salamanca me dejó sin palabras. 


Mujeres de todas las edades: niñas, jóvenes, más adultas... Hombres apoyando a sus amigas, mujeres, novias, hermanas... Hombres jóvenes gritando: "luego diréis que somos 5 ó 6" al lado de sus compañeras de estudio. Mujeres, posiblemente jubiladas, que se encaramaban a bancos de piedra o púlpitos improvisados para observar, emocionadas, la marea de gente que bajaba por la calle sin tener la posibilidad de ver el final, pero tampoco el principio. Nadie imaginaba que la respuesta fuera a ser tal. Nadie alcanzaba a imaginar que, sin querer tal vez, tantas personas nos pusiéramos de acuerdo para tomar las calles de forma pacífica en tantas partes de España, y del mundo. 
Dibujo cortesía de Lola Vendetta

Le plantamos cara al machismo de una forma calmada y sosegada. Nada que ver con la imagen que quieren vender algunas personas cuando nos llaman "feminazis" o cuando usan el argumento de que las feministas lo que quieren es escalar hasta una posición por encima del hombre.

El 8 de marzo demostramos que no es así. Mostramos al mundo entero que, realmente, si nosotras queremos, se para el mundo, porque también contamos en esta sociedad, también nos tienen que escuchar, también tienen que valorar con nuestra opinión. 

Y, ¿ahora qué pasa? Pues lo que pasa es que tenemos que seguir luchando, gritando y trabajando para que poco a poco esta sociedad siga cambiando; para que nuestras hijas se encuentren un lugar sin tantos obstáculos y nuestros hijos sepan respetar a las mujeres como seres iguales.

Algo ha cambiado. Hemos dado argumentos más que de sobra para que se den cuenta que los cimientos del machismo los estamos haciendo tambalear.

¿Te unes? ¿Nos ayudas a seguir cambiando la sociedad?




Los coletazos del #8M

Dibujo cortesía de Feminista Ilustrada


El 8 de marzo de 2018 será recordado durante mucho tiempo. Esperemos que salga en los libros de texto en el futuro como el ejemplo de una movilización global que unió, sobre todo, a mujeres en su diversidad, pero que también aglutinó a hombres que gritaban por la igualdad. 

Tengo que decir que, para mí, fue un día diferente y terminé muy emocionada. Reconozco que era escéptica con la respuesta que daría mi ciudad, Salamanca, a la llamada a manifestarnos. Recordaba que en el 2017 el recorrido fue tranquilo y tuvo una duración de unos 30 minutos más o menos. Quizás las de siempre, con la sorpresa de algún hombre.


Tuve que tragarme de nuevo mis pensamientos y mi escepticismo porque la respuesta de Salamanca me dejó sin palabras. 


Mujeres de todas las edades: niñas, jóvenes, más adultas... Hombres apoyando a sus amigas, mujeres, novias, hermanas... Hombres jóvenes gritando: "luego diréis que somos 5 ó 6" al lado de sus compañeras de estudio. Mujeres, posiblemente jubiladas, que se encaramaban a bancos de piedra o púlpitos improvisados para observar, emocionadas, la marea de gente que bajaba por la calle sin tener la posibilidad de ver el final, pero tampoco el principio. Nadie imaginaba que la respuesta fuera a ser tal. Nadie alcanzaba a imaginar que, sin querer tal vez, tantas personas nos pusiéramos de acuerdo para tomar las calles de forma pacífica en tantas partes de España, y del mundo. 
Dibujo cortesía de Lola Vendetta

Le plantamos cara al machismo de una forma calmada y sosegada. Nada que ver con la imagen que quieren vender algunas personas cuando nos llaman "feminazis" o cuando usan el argumento de que las feministas lo que quieren es escalar hasta una posición por encima del hombre.

El 8 de marzo demostramos que no es así. Mostramos al mundo entero que, realmente, si nosotras queremos, se para el mundo, porque también contamos en esta sociedad, también nos tienen que escuchar, también tienen que valorar con nuestra opinión. 

Y, ¿ahora qué pasa? Pues lo que pasa es que tenemos que seguir luchando, gritando y trabajando para que poco a poco esta sociedad siga cambiando; para que nuestras hijas se encuentren un lugar sin tantos obstáculos y nuestros hijos sepan respetar a las mujeres como seres iguales.

Algo ha cambiado. Hemos dado argumentos más que de sobra para que se den cuenta que los cimientos del machismo los estamos haciendo tambalear.

¿Te unes? ¿Nos ayudas a seguir cambiando la sociedad?




Club de las 25 y maldita tesis. O viceversa

27 de noviembre de 2017. 

Esta fecha quedará grabada en mi mente para siempre. Ese día, ¡por fin!, tuve la suerte de defender la #malditatesis a pesar de todos los obstáculos que me pusieron durante 4 años. Tuve la gran suerte de poder contar, en el último año y medio, con una directora de tesis MARAVILLOSA, comprometida, disciplinada, cercana y auténtica. Una MUJER como la copa de un pino (como se suele decir coloquialmente). Soledad Murillo ha sido mi ÁNGEL de la guarda, mi LUZ en este túnel que se me hacía cuesta arriba; y como le he dicho (y escrito) más de una vez, ha sido mi SALVADORA. Si no hubiese sido por ella, el 27 de noviembre de 2017 hubiese pasado por mi vida de forma anodina y yo hubiese tirado todo el juego de toallas en el 2016, abandonando mi investigación y mi tesis. 
Podría haber sido una investigación y un estudio mejor, lo sé. Pero hemos hecho lo que hemos podido, y más, en este corto período de tiempo.

Ese día, la naturaleza quiso que yo estuviese catarrosa (los nervios, el estrés), pero la química farmacéutica ayudó a que no se me notase mucho. Estuve rodeada de mi familia y amigos (faltaron personas cercanas, pero las circunstancias, hay ocasiones, en que juegan malas pasadas); pero quienes faltaron sé que estuvieron en espíritu conmigo y me dieron fuerzas para no decaer y mostrar a las miembros y al miembro del Tribunal mi ilusión, mi compromiso, mi experiencia y mi saber.

El 27 de noviembre de 2017 fue un día completo. Defensa de la tesis. Ágape con el Tribunal, directoras y familia. Descubrir que el parking de la Complutense es barato (jajajajaja). Relax. Y, por último, acudir a una entrega de premios muy especial: los que otorgaban las del "Club de las 25" a distintas mujeres relevantes en la lucha feminista por la igualdad.
Las premiadas eran desde Concha Velasco, pasando por Ana de Miguel, Nuria Varela, Margarita Robles, Leticia Dolera y, por supuesto, mi gran y admirada Soledad Murillo. (Había más).

Yo acudí al Palace de Madrid, cual paleta que llega a la capital desde el pueblo. No sabía si iba a desentonar en ese lugar tan famoso y con tanto nombre. Bueno, pues me sentí una "paleta" más, jajajaja. Tengo que reconocer que tuve que contener grititos histéricos cuando veía a alguien que admiraba o alguien a quien reconocía. ¡Bendito telegram! que me permitía compartirlo. Menuda brasa que le di a algunas personas.

Me senté todo lo cerca del "escenario" que me permitieron para que Soledad, después, no me regañara porque me dice que siempre me siento atrás. A veces la timidez y el querer pasar desapercibida me pueden, no puedo evitarlo. Me tuve que contener cuando delante de mí se sentó este hombre: mi admirado Baltasar Garzón que entregaba un premio a Asunción, la mujer de 92 años que ya pudo enterrar a su padre como se merecía. Correcto, tranquilo, sosegado, atento. Lástima que no se quedara al cóctel posterior.
Me sentía una fan total y absoluta al ver a un montón de personas que admiraba y de las que me gustaba su trabajo y/o su pensamiento (ideas). 

La emoción fue mayúscula cuando ELLA subió al escenario y habló como es ELLA: valiente, comprometida, sabia. Me emocioné cuando me vio desde el escenario y bajó a darme dos besos y un abrazo. Como es ELLA. Auténtica. Pero las lágrimas volvieron a aparecer sin cortarse un pelo, cuando después de la "foto de familia", ELLA bajó de nuevo, se acercó y me dio el abanico que le habían obsequiado porque quería que lo tuviera yo. Así es ELLA. Y yo, llorando a moco tendido. Me presentó después a Nuria Varela, con la que estuve hablando, quien se sorprendió que aquella misma mañana hubiera defendido mi tesis y estuviera ahí. Me anunció la nueva edición de su libro "Feminismo para principiantes" en versión novela gráfica (el próximo 15 de febrero sale a la venta) y ya hablamos de venir a Salamanca a presentarlo. Mi mente no descansa, no puedo evitarlo.

También tuve la suerte de hablar con Ana de Miguel, quien no estuvo en mi Tribunal de la tesis por problemas documentales y de tiempo. Fue una lástima, la verdad. 
Tengo que decir que tanto Nuria Varela como Ana de Miguel son dos mujeres humildes, generosas y cercanas. De las que aprendes escuchándolas. Tienen tanto que decir y enseñar.

También subió al escenario a recoger su premio, leyendo unas palabras de Simone de Beavoir, Leticia Dolera. Soy mega fan suya. Mi hermana me pidió una foto con ella y se la pedí. ¡Qué valiente con sus palabras! Qué coherente, qué comprometida, qué implicada. 
Me siento identificada con ella porque, como quien dice, hace poco que ha entendido qué es esto del feminismo y lucha por estos ideales. A mí aún me queda mucho por aprender (sigo en ello), por leer y por investigar.

Fue una fiesta donde había grandes referentes del feminismo más o menos conocidas. Mujeres famosas en distintas disciplinas: periodistas, profesoras, actrices, estudiantes...

Posteriormente, alguna de ellas (no de las premiadas) me sorprendieron en un programa de TV entrevistando a una joven ilustradora con sus palabras y discurso. Pero eso es para otro post.

Tengo que agradecer a mi amigo Amílcar por regalarme la oportunidad de codearme con todas estas mujeres que son mi referente, por permitirme compartir momento y espacio con mi querida Soledad, por estar siempre y por remover cielo y tierra para que no decayera.

Este espacio también es para dar gracias, de nuevo, a toda mi familia (y amistades) por apoyarme y no dejarme caer cuando todo lo veía negro. ¿Qué haría sin todos/as vosotros/as? 

Sin vuestro empuje el 27 de noviembre de 2017 habría sido un día más en mi vida.





Club de las 25 y maldita tesis. O viceversa

27 de noviembre de 2017. 

Esta fecha quedará grabada en mi mente para siempre. Ese día, ¡por fin!, tuve la suerte de defender la #malditatesis a pesar de todos los obstáculos que me pusieron durante 4 años. Tuve la gran suerte de poder contar, en el último año y medio, con una directora de tesis MARAVILLOSA, comprometida, disciplinada, cercana y auténtica. Una MUJER como la copa de un pino (como se suele decir coloquialmente). Soledad Murillo ha sido mi ÁNGEL de la guarda, mi LUZ en este túnel que se me hacía cuesta arriba; y como le he dicho (y escrito) más de una vez, ha sido mi SALVADORA. Si no hubiese sido por ella, el 27 de noviembre de 2017 hubiese pasado por mi vida de forma anodina y yo hubiese tirado todo el juego de toallas en el 2016, abandonando mi investigación y mi tesis. 
Podría haber sido una investigación y un estudio mejor, lo sé. Pero hemos hecho lo que hemos podido, y más, en este corto período de tiempo.

Ese día, la naturaleza quiso que yo estuviese catarrosa (los nervios, el estrés), pero la química farmacéutica ayudó a que no se me notase mucho. Estuve rodeada de mi familia y amigos (faltaron personas cercanas, pero las circunstancias, hay ocasiones, en que juegan malas pasadas); pero quienes faltaron sé que estuvieron en espíritu conmigo y me dieron fuerzas para no decaer y mostrar a las miembros y al miembro del Tribunal mi ilusión, mi compromiso, mi experiencia y mi saber.

El 27 de noviembre de 2017 fue un día completo. Defensa de la tesis. Ágape con el Tribunal, directoras y familia. Descubrir que el parking de la Complutense es barato (jajajajaja). Relax. Y, por último, acudir a una entrega de premios muy especial: los que otorgaban las del "Club de las 25" a distintas mujeres relevantes en la lucha feminista por la igualdad.
Las premiadas eran desde Concha Velasco, pasando por Ana de Miguel, Nuria Varela, Margarita Robles, Leticia Dolera y, por supuesto, mi gran y admirada Soledad Murillo. (Había más).

Yo acudí al Palace de Madrid, cual paleta que llega a la capital desde el pueblo. No sabía si iba a desentonar en ese lugar tan famoso y con tanto nombre. Bueno, pues me sentí una "paleta" más, jajajaja. Tengo que reconocer que tuve que contener grititos histéricos cuando veía a alguien que admiraba o alguien a quien reconocía. ¡Bendito telegram! que me permitía compartirlo. Menuda brasa que le di a algunas personas.

Me senté todo lo cerca del "escenario" que me permitieron para que Soledad, después, no me regañara porque me dice que siempre me siento atrás. A veces la timidez y el querer pasar desapercibida me pueden, no puedo evitarlo. Me tuve que contener cuando delante de mí se sentó este hombre: mi admirado Baltasar Garzón que entregaba un premio a Asunción, la mujer de 92 años que ya pudo enterrar a su padre como se merecía. Correcto, tranquilo, sosegado, atento. Lástima que no se quedara al cóctel posterior.
Me sentía una fan total y absoluta al ver a un montón de personas que admiraba y de las que me gustaba su trabajo y/o su pensamiento (ideas). 

La emoción fue mayúscula cuando ELLA subió al escenario y habló como es ELLA: valiente, comprometida, sabia. Me emocioné cuando me vio desde el escenario y bajó a darme dos besos y un abrazo. Como es ELLA. Auténtica. Pero las lágrimas volvieron a aparecer sin cortarse un pelo, cuando después de la "foto de familia", ELLA bajó de nuevo, se acercó y me dio el abanico que le habían obsequiado porque quería que lo tuviera yo. Así es ELLA. Y yo, llorando a moco tendido. Me presentó después a Nuria Varela, con la que estuve hablando, quien se sorprendió que aquella misma mañana hubiera defendido mi tesis y estuviera ahí. Me anunció la nueva edición de su libro "Feminismo para principiantes" en versión novela gráfica (el próximo 15 de febrero sale a la venta) y ya hablamos de venir a Salamanca a presentarlo. Mi mente no descansa, no puedo evitarlo.

También tuve la suerte de hablar con Ana de Miguel, quien no estuvo en mi Tribunal de la tesis por problemas documentales y de tiempo. Fue una lástima, la verdad. 
Tengo que decir que tanto Nuria Varela como Ana de Miguel son dos mujeres humildes, generosas y cercanas. De las que aprendes escuchándolas. Tienen tanto que decir y enseñar.

También subió al escenario a recoger su premio, leyendo unas palabras de Simone de Beavoir, Leticia Dolera. Soy mega fan suya. Mi hermana me pidió una foto con ella y se la pedí. ¡Qué valiente con sus palabras! Qué coherente, qué comprometida, qué implicada. 
Me siento identificada con ella porque, como quien dice, hace poco que ha entendido qué es esto del feminismo y lucha por estos ideales. A mí aún me queda mucho por aprender (sigo en ello), por leer y por investigar.

Fue una fiesta donde había grandes referentes del feminismo más o menos conocidas. Mujeres famosas en distintas disciplinas: periodistas, profesoras, actrices, estudiantes...

Posteriormente, alguna de ellas (no de las premiadas) me sorprendieron en un programa de TV entrevistando a una joven ilustradora con sus palabras y discurso. Pero eso es para otro post.

Tengo que agradecer a mi amigo Amílcar por regalarme la oportunidad de codearme con todas estas mujeres que son mi referente, por permitirme compartir momento y espacio con mi querida Soledad, por estar siempre y por remover cielo y tierra para que no decayera.

Este espacio también es para dar gracias, de nuevo, a toda mi familia (y amistades) por apoyarme y no dejarme caer cuando todo lo veía negro. ¿Qué haría sin todos/as vosotros/as? 

Sin vuestro empuje el 27 de noviembre de 2017 habría sido un día más en mi vida.





Leyendo...

Ya he dicho que me encanta leer. A las pruebas me repito con la cantidad de post que he escrito recomendado diferentes libros. Cuando era pequeña (de edad) había libros que me calaban tan hondo, que me los leía dos, tres o cuatro veces más. Nunca tenía suficientes libros y nunca eran demasiadas horas dedicadas a la lectura.

Mi padre había veces que cuando se iba a trabajar me apagaba la luz de la mesilla o yo me despertaba en medio de la noche con el libro en el pecho. 
En la semana de vacaciones en la playa, dos libros, mínimo, no podían faltar en mi maleta. Y me los leía.

¡Qué tiempos aquellos!

Ahora soy más mayor y el tiempo libre dedicado a la lectura se ha reducido bastante, muy a mi pesar. Además, durante los cuatro años que he dedicado a la #malditatesis, los libros leídos han sido otros menos "amenos", la verdad, pero con los que he aprendido. Si ya era una "rata de biblioteca", en estos años de investigación y lectura obligada lo he sido más.

Además, durante este tiempo me he adentrado más en el mundo del "feminismo". He comprendido mejor qué significa y me he declarado, abiertamente, feminista. 
En este año que he terminado mis libros de "ocio" han ido por esa vertiente, incluyendo literatura infantil y juvenil.

Hace unos días me comentaban por una red social que si no leía otro tipo de libros. Yo contesté que sí. Pero que este año, o en esta época de mi vida, han tocado ésos y punto.

Pienso que en cada momento de la vida hay un tipo de lectura o un libro que está llamado a atravesarse en tu camino. Sólo tienes que alargar la mano, agarrarlo fuerte y adentrarte en él para empatarte de la historia que narra. 

Tuve una época en la que leía todo sobre los Cinco y Enid Blyton, Puck, las aventuras de los 3 investigadores y Alfred Hitchcock. Después, llegó el turno de John Grisham (menuda colección que tengo) o de Paulo Coelho (sí, yo también caí). 

Ahora, estudiando e investigando sobre la violencia de género y la inmigración, muchos libros que abordan el feminismo, la igualdad, la discriminación, la historia de las mujeres (pero también películas, novelas gráficas) han caído en mis manos y si me han llenado, si me gustan, si me han calado hondo, si estimo que educan y enseñan, los recomiendo. El resto de las personas podrán estar de acuerdo o no. Para gustos, los colores. Pero ahora mismo, mi momento es éste: feminismo, igualdad, no discriminación...

Entre medias, también leo otra temática: soy fan de Sherlock Holmes, por ejemplo. Trato de leer algo de literatura clásica, sin dejar a las autoras y a los autores modernos. Pero leo.

Un secreto. En este año 2018 me he propuesto leer, mínimo, dos libros por mes. Quizás para algunas personas sean pocos, pero dado mi tiempo, prefiero leer dos libros a no leer ninguno. Si entre medias meto alguno de literatura infantil supero esa cifra fijo. Jajajaja. Pero no hay que dejar de leer. No hay que dejar de soñar.





Leyendo...

Ya he dicho que me encanta leer. A las pruebas me repito con la cantidad de post que he escrito recomendado diferentes libros. Cuando era pequeña (de edad) había libros que me calaban tan hondo, que me los leía dos, tres o cuatro veces más. Nunca tenía suficientes libros y nunca eran demasiadas horas dedicadas a la lectura.

Mi padre había veces que cuando se iba a trabajar me apagaba la luz de la mesilla o yo me despertaba en medio de la noche con el libro en el pecho. 
En la semana de vacaciones en la playa, dos libros, mínimo, no podían faltar en mi maleta. Y me los leía.

¡Qué tiempos aquellos!

Ahora soy más mayor y el tiempo libre dedicado a la lectura se ha reducido bastante, muy a mi pesar. Además, durante los cuatro años que he dedicado a la #malditatesis, los libros leídos han sido otros menos "amenos", la verdad, pero con los que he aprendido. Si ya era una "rata de biblioteca", en estos años de investigación y lectura obligada lo he sido más.

Además, durante este tiempo me he adentrado más en el mundo del "feminismo". He comprendido mejor qué significa y me he declarado, abiertamente, feminista. 
En este año que he terminado mis libros de "ocio" han ido por esa vertiente, incluyendo literatura infantil y juvenil.

Hace unos días me comentaban por una red social que si no leía otro tipo de libros. Yo contesté que sí. Pero que este año, o en esta época de mi vida, han tocado ésos y punto.

Pienso que en cada momento de la vida hay un tipo de lectura o un libro que está llamado a atravesarse en tu camino. Sólo tienes que alargar la mano, agarrarlo fuerte y adentrarte en él para empatarte de la historia que narra. 

Tuve una época en la que leía todo sobre los Cinco y Enid Blyton, Puck, las aventuras de los 3 investigadores y Alfred Hitchcock. Después, llegó el turno de John Grisham (menuda colección que tengo) o de Paulo Coelho (sí, yo también caí). 

Ahora, estudiando e investigando sobre la violencia de género y la inmigración, muchos libros que abordan el feminismo, la igualdad, la discriminación, la historia de las mujeres (pero también películas, novelas gráficas) han caído en mis manos y si me han llenado, si me gustan, si me han calado hondo, si estimo que educan y enseñan, los recomiendo. El resto de las personas podrán estar de acuerdo o no. Para gustos, los colores. Pero ahora mismo, mi momento es éste: feminismo, igualdad, no discriminación...

Entre medias, también leo otra temática: soy fan de Sherlock Holmes, por ejemplo. Trato de leer algo de literatura clásica, sin dejar a las autoras y a los autores modernos. Pero leo.

Un secreto. En este año 2018 me he propuesto leer, mínimo, dos libros por mes. Quizás para algunas personas sean pocos, pero dado mi tiempo, prefiero leer dos libros a no leer ninguno. Si entre medias meto alguno de literatura infantil supero esa cifra fijo. Jajajaja. Pero no hay que dejar de leer. No hay que dejar de soñar.