Nos han levantado el estado de alarma, pero eso no significa que no tengamos que seguir con las precauciones y con una oreja levantada, como hacen nuestros amigos caninos. Siempre alerta. Sin bajar la guardia. El peligro no ha pasado, no lo debemos olvidar.
Crisis sanitaria, crisis social, crisis económica...
Crisis, crisis, crisis...
En el mes de mayo hice un par de directos en dos redes sociales: instagram y facebook live, para presentar mi libro "Revictimizadas: migrantes y víctimas de violencia de género", ya que las dos presentaciones que tenía programadas con fecha, hora y lugar, en el mes de abril, tuvieron que ser suspendidas/pospuestas.
Mis primeros directos. Nervios a flor de piel. La verdad es que, para no ser una influencer, tuve bastantes personas siguiendo mi "discurso". No sólo familiares y amistades. Tontxu se conectó a Instagram y yo me emocioné muchísimo, por ejemplo.
Estos dos directos, para ser sincera, se le ocurrieron a mi fisioterapeuta. Menuda lianta y yo que me dejo liar.
Pero no sólo hablé de mi libro, el cual podéis adquirir poniéndoos en contacto conmigo directamente, sino que hablé de la violencia de género en general.
Durante esos dos directos creo que fui tajante al decir que, pasado el estado de alarma y el confinamiento forzoso, los casos de violencia de género iban a aflorar como los champiñones tras las lluvia. Esto también lo corroboró Gregorio, el vicepresidente de la asociación ALMA de Badajoz.
Los datos son los siguientes y hablan por sí solos:
Las llamadas al 016 durante el confinamiento han aumentado en más de un 40%, según los datos aparecidos en la página de La Moncloa y la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.
Por otro lado, las consultas realizadas al mismo número, han ascendido en más de un 400%.
Durante el 2020, 21 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. Elevando el número de asesinatos por violencia machista, desde el 2013, a 1054 mujeres. Durante este año, 3 menores han sido asesinados.
¿Seguimos enumerando?
Personalmente, sin estar trabajando para ninguna Administración Pública ni para ninguna entidad sin ánimo de lucro que se dedique a la violencia de género y/o violencia sexual, he atendido dos llamadas relacionadas con la violencia de género en Salamanca, mi ciudad.
En ambas llamadas, la víctima directamente o una amiga en nombre de la víctima, solicitaban ayuda e información, ya que la persona letrada asignada por el turno de oficio correspondiente no era nada clara ni halagüeña con el resultado final del juicio rápido.
Información y ayuda porque durante este confinamiento las cosas se han ralentizado mucho más y aún se sigue dando una información que no es suficiente para las víctimas, junto con una ayuda escasa.
- ¿Qué me va a pasar?
- ¿Qué va a pasar con mis hijos?
- No me deja entrar en casa, ¿qué hago?
- No tengo ingresos, ¿cómo voy a mantener a mis hijos?
- Si no gano el juicio, él volverá a casa. Me va a dejar sin nada.
- Quiere la custodia compartida, pero a su manera. Me va a hacer la vida imposible.
Comentarios como éstos son los que he escuchado en las conversaciones telefónicas mantenidas.
Mi ayuda ha consistido en escuchar, aconsejar y derivar a Adavas Salamanca, donde recibirán una atención integral y multidisciplinar. Las orientarán en todo lo que necesiten a nivel jurídico y social y recibirán ayuda psicológica si lo precisan y solicitan.
Pero, al igual que pienso que tendremos otro rebrote del COVID-19, también considero que lo peor en relación con la violencia de género está por venir. Ya lo he dicho, tenemos que estar preparadas como sociedad y echar una mano. Dejar las habladurías y cotilleos propios de los pueblos (se siguen produciendo, lo sé a ciencia cierta) y arrimar el hombro para señalar a los culpables de los maltratos y las agresiones.
Para acabar con la violencia de género, que SÍ existe, por mucho que haya personas que lo nieguen, tenemos que asumir nuestra responsabilidad.
Porque se trata de una violencia que se sustenta en el género, el cual, a su vez, se basa en las diferencias creadas por por pertenecer a un sexo concreto. Y la sufrimos las mujeres, todas nosotras, por ser mujeres. Sin más.
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