Diario de una pandemia II

Hoy pueden comenzar a salir las/os peques, menores de 14 años, a la calle. Me acuerdo de mis sobris y me alegro por ellas, quienes son de culo inquieto y bastante bien lo han estado llevando.

Recuerdo las quejas de mi hermana por estar con dos en un piso, sin balcón ni terraza; y pienso que bastante bien están. 

Nosotras, como personas adultas, tratamos de sobrellevarlo, de gestionarlo; tenemos nuestros momentos de histeria, momentos en los que no nos aguantamos ni nosotras mismas... Pero tenemos a nuestro alcance, la mayoría de las veces, mecanismos y herramientas para tranquilizarnos y tratar de llevarlo lo mejor posible. Pero, entonces, me paro a pensar en estos seres de 5, 2 y 1 año, quienes se están formando emocional y personalmente y me pregunto qué pasará por sus cabezas.
Luego pienso en los dos jovenzuelos del piso de arriba y en cómo están aprovechando para jugar a la play, dando voces como si no hubiera mañana (ya lo hacían antes), en cómo es su relación con su padre y en cómo deben recibir a su madre cuando vuelve de trabajar en una residencia. En este caso, no creo que hayan cambiado mucho.

Algo nos tiene que hacer cambiar esto que estamos viviendo; en alguna forma nos tiene que afectar para mejorar, para no volver a cometer los mismos errores (por lo menos la inmensa mayoría de las personas, espero). Ya sabemos que algunos seres seguirán pensando que ellos son superiores y su nivel de inteligencia es más elevado que el de los demás. Pero el resto del mundo sabe que son unos solemnes "hijos de la fruta" que tienen el ego subido y que sus soluciones pasan por acciones y medidas ridículas.

¿En serio Trump pensaba que inyectando lejía se iba a solucionar todo? Pues que empiece él por ponerse una inyección de éstas. Un buen dirigente da ejemplo.

https://www.pagina12.com.ar/261854-trump-sugiere-inyectarles-desinfectante-a-los-enfermos

Seamos conscientes de que la Madre Tierra, el Universo, el Karma, los Dioses del Olimpo nos han mandado un toque de atención muy muy pero que muy fuerte para que empecemos a hacer las cosas de otra manera.

En Salamanca lleva lloviendo ya ni sé la cantidad de días. En todo este tiempo he pensado que la atmósfera está aprovechando para limpiarse, oxigenarse... Se está poniendo guapa en todos los sentidos. Y espero que cuando se acabe esta cuarentena, no nos dediquemos a tirar por la borda todo lo bueno que hemos conseguido.

A parte de ser conscientes de la necesidad de cuidar a la Madre Naturaleza, a la Madre Tierra, también tenemos que seguir reconociendo la labor de todas aquellas personas, y darle la importancia que se merece, que ahora se han estado dedicando en cuerpo y en alma a que salgamos de ésta: personal sanitario de todo tipo, personal de limpieza, personal de supermercados y tiendas, personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad, personal de las telecomunicaciones... 
Habrá personas que aún sigan considerando que son la última pieza de la pirámide que compone la sociedad, pero tiene que haber alguien que les recuerde que, sin estas personas, la cosa podría haber ido mucho peor, que son muy valiosas, que son tremendamente necesarias.

Tampoco podemos olvidarnos de todo lo que compone la cultura y de todas las personas que lo hacen posible: autoras y autores, libreras y libreros, cuentacuentos o cuentistas, actrices y actores, producción teatral, TV y de cine, músicas y músicos, cantautores, etc. (porque se me olvida algo y alguien seguro). Sin la cultura nuestro tiempo de cuarentena se habría vuelto tedioso, nos habríamos vuelto más locas y locos, las horas no hubieran pasado. El mundo del titiritero/a es muy importante. Te hace ampliar la mente, tener otros conocimientos, disfrutar del tiempo, reflexionar, cuestionar...

Creo que no es el momento de reprochar. Quienes están ahí arriba lo han hecho lo mejor posible, con los recursos que se tenían... Creo que han tratado de sumar, a pesar de los obstáculos en el camino. 
Ahora no nos sirve de nada pensar en el pasado, tenemos que actuar en el presente para que el futuro sea mejor, un avance.

Me pone de los nervios todas aquellas personas que se consideran expertas de todo, pero en realidad lo son de nada. Dedícate a cuidarTE para cuidarNOS y deja de fastidiar.

Considero, metiéndome en un berenjenal político, que en pleno siglo XXI, tenemos una oposición que debería quedarse en su casa, sin cobrar ni un euro porque no ha hecho nada productivo en todos estos meses. 
Era el momento de arrimar el hombro, de ayudar, de colaborar, no de aprovechar para crear trols, hacer campaña política y meter mierda que luego, espero, aparezca en el felpudo de su casa. 
En mi humilde opinión, han actuado de forma rastrera, no sabiendo cuál era su sitio ni lo que tenían que hacer. 
La oposición tiene que ser constructiva, dar soluciones, medidas, tener iniciativas que sumen, nunca que resten y que obstaculicen.
Los egos y los ombligos deberían de haberse quedado guardados en el fondo de un bául, en un rincón de su casa, haberse puesto la ropa de trabajo y preguntar: ¿en qué puedo ayudar? (como dice el doctor Max Goodwin en la serie New Amsterdam). ¿Lo han hecho? 

Ya queda un día menos para que esto pase. Después, cuando podamos salir todo el mundo a la calle, con cautela, sin bajar la guardia, tenemos que seguir cuidándonos y tomando precauciones, porque la guerra aún no habrá terminado. Tocará volver a arrimar el hombro, seguir aplaudiendo, sonreír a las personas con las que nos crucemos y colaborar para que saquemos lo positivo de esto.

Diario de una pandemia II

Hoy pueden comenzar a salir las/os peques, menores de 14 años, a la calle. Me acuerdo de mis sobris y me alegro por ellas, quienes son de culo inquieto y bastante bien lo han estado llevando.

Recuerdo las quejas de mi hermana por estar con dos en un piso, sin balcón ni terraza; y pienso que bastante bien están. 

Nosotras, como personas adultas, tratamos de sobrellevarlo, de gestionarlo; tenemos nuestros momentos de histeria, momentos en los que no nos aguantamos ni nosotras mismas... Pero tenemos a nuestro alcance, la mayoría de las veces, mecanismos y herramientas para tranquilizarnos y tratar de llevarlo lo mejor posible. Pero, entonces, me paro a pensar en estos seres de 5, 2 y 1 año, quienes se están formando emocional y personalmente y me pregunto qué pasará por sus cabezas.
Luego pienso en los dos jovenzuelos del piso de arriba y en cómo están aprovechando para jugar a la play, dando voces como si no hubiera mañana (ya lo hacían antes), en cómo es su relación con su padre y en cómo deben recibir a su madre cuando vuelve de trabajar en una residencia. En este caso, no creo que hayan cambiado mucho.

Algo nos tiene que hacer cambiar esto que estamos viviendo; en alguna forma nos tiene que afectar para mejorar, para no volver a cometer los mismos errores (por lo menos la inmensa mayoría de las personas, espero). Ya sabemos que algunos seres seguirán pensando que ellos son superiores y su nivel de inteligencia es más elevado que el de los demás. Pero el resto del mundo sabe que son unos solemnes "hijos de la fruta" que tienen el ego subido y que sus soluciones pasan por acciones y medidas ridículas.

¿En serio Trump pensaba que inyectando lejía se iba a solucionar todo? Pues que empiece él por ponerse una inyección de éstas. Un buen dirigente da ejemplo.

https://www.pagina12.com.ar/261854-trump-sugiere-inyectarles-desinfectante-a-los-enfermos

Seamos conscientes de que la Madre Tierra, el Universo, el Karma, los Dioses del Olimpo nos han mandado un toque de atención muy muy pero que muy fuerte para que empecemos a hacer las cosas de otra manera.

En Salamanca lleva lloviendo ya ni sé la cantidad de días. En todo este tiempo he pensado que la atmósfera está aprovechando para limpiarse, oxigenarse... Se está poniendo guapa en todos los sentidos. Y espero que cuando se acabe esta cuarentena, no nos dediquemos a tirar por la borda todo lo bueno que hemos conseguido.

A parte de ser conscientes de la necesidad de cuidar a la Madre Naturaleza, a la Madre Tierra, también tenemos que seguir reconociendo la labor de todas aquellas personas, y darle la importancia que se merece, que ahora se han estado dedicando en cuerpo y en alma a que salgamos de ésta: personal sanitario de todo tipo, personal de limpieza, personal de supermercados y tiendas, personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad, personal de las telecomunicaciones... 
Habrá personas que aún sigan considerando que son la última pieza de la pirámide que compone la sociedad, pero tiene que haber alguien que les recuerde que, sin estas personas, la cosa podría haber ido mucho peor, que son muy valiosas, que son tremendamente necesarias.

Tampoco podemos olvidarnos de todo lo que compone la cultura y de todas las personas que lo hacen posible: autoras y autores, libreras y libreros, cuentacuentos o cuentistas, actrices y actores, producción teatral, TV y de cine, músicas y músicos, cantautores, etc. (porque se me olvida algo y alguien seguro). Sin la cultura nuestro tiempo de cuarentena se habría vuelto tedioso, nos habríamos vuelto más locas y locos, las horas no hubieran pasado. El mundo del titiritero/a es muy importante. Te hace ampliar la mente, tener otros conocimientos, disfrutar del tiempo, reflexionar, cuestionar...

Creo que no es el momento de reprochar. Quienes están ahí arriba lo han hecho lo mejor posible, con los recursos que se tenían... Creo que han tratado de sumar, a pesar de los obstáculos en el camino. 
Ahora no nos sirve de nada pensar en el pasado, tenemos que actuar en el presente para que el futuro sea mejor, un avance.

Me pone de los nervios todas aquellas personas que se consideran expertas de todo, pero en realidad lo son de nada. Dedícate a cuidarTE para cuidarNOS y deja de fastidiar.

Considero, metiéndome en un berenjenal político, que en pleno siglo XXI, tenemos una oposición que debería quedarse en su casa, sin cobrar ni un euro porque no ha hecho nada productivo en todos estos meses. 
Era el momento de arrimar el hombro, de ayudar, de colaborar, no de aprovechar para crear trols, hacer campaña política y meter mierda que luego, espero, aparezca en el felpudo de su casa. 
En mi humilde opinión, han actuado de forma rastrera, no sabiendo cuál era su sitio ni lo que tenían que hacer. 
La oposición tiene que ser constructiva, dar soluciones, medidas, tener iniciativas que sumen, nunca que resten y que obstaculicen.
Los egos y los ombligos deberían de haberse quedado guardados en el fondo de un bául, en un rincón de su casa, haberse puesto la ropa de trabajo y preguntar: ¿en qué puedo ayudar? (como dice el doctor Max Goodwin en la serie New Amsterdam). ¿Lo han hecho? 

Ya queda un día menos para que esto pase. Después, cuando podamos salir todo el mundo a la calle, con cautela, sin bajar la guardia, tenemos que seguir cuidándonos y tomando precauciones, porque la guerra aún no habrá terminado. Tocará volver a arrimar el hombro, seguir aplaudiendo, sonreír a las personas con las que nos crucemos y colaborar para que saquemos lo positivo de esto.

Diario de una pandemia

Como ha escrito Marwan en su cuenta de Twitter/Instagram: "ya podemos decir que nos han robado el mes de abril".

El meme que circula por ahí que dice que en septiembre se celebrará la Semana Santa, la Feria de Abril, el Orgullo, etc. cada vez cobra más fuerza. Tendremos que añadir otras festividades como el Día del Padre, el Día de la Madre (para quienes no lo celebren en el Puente de la Inmaculada Constitución), el día de San Jordi o el día del Libro, la Feria del Libro; junto con cumpleaños de personas que lo hayan celebrado en la soledad del "confitamiento" (como dice otro buen amigo dramaturgo y actor). 

En Salamanca, también pospondremos la celebración de El Lunes de Aguas. Ya nos juntaremos, con el buen tiempo, en el campo, al aire libre, con familia y amistades para comer juntos el hornazo; este manjar tan típicamente charro. Dejando de lado, el origen de la celebración porque lo que nos interesa es el reunirnos en torno al "comercio y el bebercio", así, sin más.

Mi aislamiento por este bicho que nos está dando un tremendo toque de atención, comenzó más tarde que el de otras personas (incluidos mi hermana, mi hermano y sus respectivas familias). Cuando todo esto explosionó, yo salía una vez al día para dirigirme al hospital y hacer de cuidadora del ser más maravilloso que ha pisado esta tierra (cada cual dirá lo mismo de su abuela o su abuelo). Pero, eso sí, cuando terminaba mi turno hospitalario, rapidito a casa.

Alguien podría pensar que es una suerte haber podido salir de casa. Puede ser. Al menos algo de calle y, al final, de campo, lograba ver al día. Respirar aire puro nunca viene mal. Pero el pasar un turno de casi 8 horas en el hospital cuidando, pasando de estar de pie a la silla o el sillón, no es precisamente entretenido. Se hace largo, eterno... A nivel psicológico y emocional, te hace trizas. También hay que añadir el estado de la persona a la que cuidas. Yo, personalmente, caía rendida en la cama cuando no tenía turno de noche. Dormía plácidamente, cosa que no me ocurre ahora, cuando llevo más de 1 mes sin salir de casa.

El aislamiento, o "confitamiento", lo paso acompañada. Ésa es la suerte. Como me dijo un amigo: tengo con quien discutir. Mi acompañante se pasa la mayor parte del tiempo encerrada en su cueva particular, nos vemos en las comidas, eso sí, aunque no siempre. Todo depende del estado de ánimo que se tenga. Ahora las risas en nuestros momentos de locura, no las cambio por nada.

El vaivén emocional es bastante curioso. Empecé con motivación: podría hacer todo aquello que siempre posponía por falta de tiempo, por dar prioridad a otras cosas, por dejadez, por... Ahora no había excusa. Menos limpiar a conciencia toda la casa (siempre he sido la "oveja negra"), cualquier cosa. Aún sigo teniendo cosas pendientes que me impide realizar el tiempo lluvioso o la falta de material (chica poco previsora de una pandemia mundial).

Pues eso, que este confinamiento lo empecé relativamente bien. Estaba ocupada. Cursos, manualidades, tareas pendientes... Pero al final, el cambio de rutina ha hecho mella. De nada sirve el ejercicio en casa (quién me lo iba a decir a mí), las risas con mi compañera de vida, las películas, las series (de ayer, de hoy y de siempre), los libros... 
Ya no duermo tan plácidamente. Lloro día sí, día también. Hay días que me paso más tiempo con los ojos encharcados en lágrimas que con ellos secos. El ver las fotos de la familia; el no sentir abrazos, besos; las conversaciones sin mascarillas de por medio; tener miedo de salir a la calle; la preocupación por la gente a la que quieres; el no tener la libertad de movimiento que tantas veces no hemos valorado...

El primer pensamiento que me vino a la mente es la cárcel. En su momento, por una actividad de voluntariado, visité la cárcel de Topas (no se vale la broma fácil). Cuando salí, dije que una y no más.
Pero pienso que estamos en nuestra cárcel particular porque no tenemos libertad para movernos, para hacer otras cosas diferentes. 
Creo que hay que plantearse la reinsercición y la reeducación. Sinceramente lo digo.

Esta pandemia mundial nos está dando la oportunidad de cambiar nuestras prioridades, de modificar hábitos que nos vienen bien a nivel individual pero, también, a nivel global. Tenemos que cuidarNOS cada persona, para CUIDAR al resto, al Planeta, a nuestro entorno. Es por nuestro propio bien y por el futuro en el que estaremos o no. Pero tenemos que pensar que realizar algunos cambios en nuestro día a día, hará que tengamos un presente mejor.

De momento, tendremos que seguir en nuestra cárcel particular un par de semanas más. Pero pienso en que mis sobris, con mucho cuidado y responsabilidad por parte de sus madres y padres, podrán salir un poco a estirar las piernas, a correr, a tomar aire puro... Porque sí, volvemos a tener un aire más limpio en las ciudades.

¿No os da qué pensar?

Seguiremos informando.

Rozalén: "Aves enjauladas"



Diario de una pandemia

Como ha escrito Marwan en su cuenta de Twitter/Instagram: "ya podemos decir que nos han robado el mes de abril".

El meme que circula por ahí que dice que en septiembre se celebrará la Semana Santa, la Feria de Abril, el Orgullo, etc. cada vez cobra más fuerza. Tendremos que añadir otras festividades como el Día del Padre, el Día de la Madre (para quienes no lo celebren en el Puente de la Inmaculada Constitución), el día de San Jordi o el día del Libro, la Feria del Libro; junto con cumpleaños de personas que lo hayan celebrado en la soledad del "confitamiento" (como dice otro buen amigo dramaturgo y actor). 

En Salamanca, también pospondremos la celebración de El Lunes de Aguas. Ya nos juntaremos, con el buen tiempo, en el campo, al aire libre, con familia y amistades para comer juntos el hornazo; este manjar tan típicamente charro. Dejando de lado, el origen de la celebración porque lo que nos interesa es el reunirnos en torno al "comercio y el bebercio", así, sin más.

Mi aislamiento por este bicho que nos está dando un tremendo toque de atención, comenzó más tarde que el de otras personas (incluidos mi hermana, mi hermano y sus respectivas familias). Cuando todo esto explosionó, yo salía una vez al día para dirigirme al hospital y hacer de cuidadora del ser más maravilloso que ha pisado esta tierra (cada cual dirá lo mismo de su abuela o su abuelo). Pero, eso sí, cuando terminaba mi turno hospitalario, rapidito a casa.

Alguien podría pensar que es una suerte haber podido salir de casa. Puede ser. Al menos algo de calle y, al final, de campo, lograba ver al día. Respirar aire puro nunca viene mal. Pero el pasar un turno de casi 8 horas en el hospital cuidando, pasando de estar de pie a la silla o el sillón, no es precisamente entretenido. Se hace largo, eterno... A nivel psicológico y emocional, te hace trizas. También hay que añadir el estado de la persona a la que cuidas. Yo, personalmente, caía rendida en la cama cuando no tenía turno de noche. Dormía plácidamente, cosa que no me ocurre ahora, cuando llevo más de 1 mes sin salir de casa.

El aislamiento, o "confitamiento", lo paso acompañada. Ésa es la suerte. Como me dijo un amigo: tengo con quien discutir. Mi acompañante se pasa la mayor parte del tiempo encerrada en su cueva particular, nos vemos en las comidas, eso sí, aunque no siempre. Todo depende del estado de ánimo que se tenga. Ahora las risas en nuestros momentos de locura, no las cambio por nada.

El vaivén emocional es bastante curioso. Empecé con motivación: podría hacer todo aquello que siempre posponía por falta de tiempo, por dar prioridad a otras cosas, por dejadez, por... Ahora no había excusa. Menos limpiar a conciencia toda la casa (siempre he sido la "oveja negra"), cualquier cosa. Aún sigo teniendo cosas pendientes que me impide realizar el tiempo lluvioso o la falta de material (chica poco previsora de una pandemia mundial).

Pues eso, que este confinamiento lo empecé relativamente bien. Estaba ocupada. Cursos, manualidades, tareas pendientes... Pero al final, el cambio de rutina ha hecho mella. De nada sirve el ejercicio en casa (quién me lo iba a decir a mí), las risas con mi compañera de vida, las películas, las series (de ayer, de hoy y de siempre), los libros... 
Ya no duermo tan plácidamente. Lloro día sí, día también. Hay días que me paso más tiempo con los ojos encharcados en lágrimas que con ellos secos. El ver las fotos de la familia; el no sentir abrazos, besos; las conversaciones sin mascarillas de por medio; tener miedo de salir a la calle; la preocupación por la gente a la que quieres; el no tener la libertad de movimiento que tantas veces no hemos valorado...

El primer pensamiento que me vino a la mente es la cárcel. En su momento, por una actividad de voluntariado, visité la cárcel de Topas (no se vale la broma fácil). Cuando salí, dije que una y no más.
Pero pienso que estamos en nuestra cárcel particular porque no tenemos libertad para movernos, para hacer otras cosas diferentes. 
Creo que hay que plantearse la reinsercición y la reeducación. Sinceramente lo digo.

Esta pandemia mundial nos está dando la oportunidad de cambiar nuestras prioridades, de modificar hábitos que nos vienen bien a nivel individual pero, también, a nivel global. Tenemos que cuidarNOS cada persona, para CUIDAR al resto, al Planeta, a nuestro entorno. Es por nuestro propio bien y por el futuro en el que estaremos o no. Pero tenemos que pensar que realizar algunos cambios en nuestro día a día, hará que tengamos un presente mejor.

De momento, tendremos que seguir en nuestra cárcel particular un par de semanas más. Pero pienso en que mis sobris, con mucho cuidado y responsabilidad por parte de sus madres y padres, podrán salir un poco a estirar las piernas, a correr, a tomar aire puro... Porque sí, volvemos a tener un aire más limpio en las ciudades.

¿No os da qué pensar?

Seguiremos informando.

Rozalén: "Aves enjauladas"



Balance Covid-19


Domingo de Resurrección. Domingo de fin de la Semana Santa. Una Semana Santa bastante atípica, pero no por el tiempo, que, por supuesto, se ha mantenido firme a la tradición de los últimos años, lloviendo de forma intermitente y de una forma más o menos intensa (por lo menos en Salamanca).

No sé cuántos días llevo de "confitamiento" voluntario-obligatorio, creo que son 27.
Ha sido una semana en la que he estado llorona, lo justo, sin pasarme. Pero ya empieza a hacer mella en mí los días sin salir, sin compartir momentos con la gente, con mi familia, con mis amistades... Hasta pospongo el salir a bajar la basura.

Ha sido una semana con bastantes cosas positivas, no lo voy a negar. 
Lunes. Maldito día porque es el comienzo de la semana laboral y el fin de los días de descanso. Pero este lunes llegó con la publicación de una entrevista que me hizo Nuria Coronado Sopeña por la publicación de mi libro "Revictimizadas: migrantes y víctimas de violencia de género". Un artículo que tenía que haber visto la luz el mes pasado pero que, por circunstancias del momento, se tuvo que posponer.


Fue una entrevista en la distancia, pero nada que la tecnología no pudiera subsanar. 

Nuria, a parte de mi entrevistadora y magnífica periodista, ha sido mi editora. Gracias a ella mi libro ha salido a la luz. Ella me aconsejó qué debía estar incluido, qué se podía mejorar, cómo contarlo. Pero tuvo en cuenta mis opiniones y mis deseos.
He tardado 2 años en hacer realidad un sueño. Pero ya es de papel y tinta.

Su venta (bueno, más bien la publicidad por mi parte) está paralizada con esto del COVID-19. Este mes tenía cerradas dos presentaciones: una en mi tierra (creo que la voy a posponer) y otra con mi "familia" madrileña de la que he aprendido tanto y con la que he compartido más: Generando Igualdad, la cual, obviamente, ha quedado pospuesta hasta nuevo aviso (o mejor dicho, nueva fecha).

Pendiente de poner fecha quedan presentaciones en Béjar, Zaragoza, Peñaranda de Bracamonte y en alguna librería en Madrid. En mi mente, más ciudades que visitar con mi libro bajo el brazo.

Los puntos de venta en Salamanca son:
  • Librería Castilla, en Avenida de Portugal
  • Santos Ochoa en Gran Vía
También se puede adquirir en la editorial Lo que no existe y en las plataformas digitales literarias. En Amazon se puede comprar tanto en formato papel como en ebook.


Cuando el "confitamiento" haya pasado, volveré a ser pesada con el libro, con la publicidad y con las presentaciones en diferentes lugares.

Creo que es un libro que nos aproxima al mundo de la violencia de género, haciendo hincapié en un ámbito oculto: la migración. Todo él está escrito con humildad y respeto, teniendo en cuenta la interseccionalidad, que tan necesaria es, y la perspectiva feminista y de género.

Con el subidón de salir en la portada de un diario digital nacional, de la mano de una gran periodista feminista (y escritora). Con el ego subido y una sonrisa tonta constante dibujada en mi cara, llegó la siguiente noticia.

El jueves se publicó mi primera narración sonora de un cuento. 

Siempre he sido, ya lo he transmitido, una ferviente lectora. Ahora que  he estado haciendo inventario de los libros que tengo en mi casa, me he dado cuenta que, en mi niñez y adolescencia, tenía libros fetiches que he leído y leído cientos de veces. También me he dado cuenta que tengo libros sin terminar de leer y que se merecen una segunda oportunidad. De este año no pasa. 

La Cuentería respetuosa llegó a mi vida de la mano de mi prima Laura. Es un lugar maravilloso donde puedes encontrar álbumes ilustrados sublimes y magníficos. Su impulsora es Laura Richichi. Un alma lectora, respetuosa, maravillosa con un corazón inmenso.

De su mano ha llegado radiocuento.com una idea que, según ella misma me contó, llevaba rondando su cabeza, y la de su marido, desde hacía tiempo, pero no se animaban a darle forma y hacerla realidad. Ha tenido que llegar una pandemia mundial para que llegue a nuestras vidas.

La narración siempre me ha gustado. Me considero una cuentera o cuentista. Los libros infantiles (y no tan infantiles) me acompañan en mi vida, en mis talleres, en mis charlas, en mi Pandilla Chancleta. Así que ofrecer mi voz para que los cuentos que me encantan lleguen a más niñas y niños no me resultó complicado.

Este jueves mi "sueño" se materializó y se publicó mi contada: Érase dos veces, Los tres cerditos; de la editorial Cuatro Tuercas. Uno de los libros que forman parte de la colección Érase dos veces y que dan una vuelta a los cuentos tradicionales, desechando los estereotipos y roles de género y la discriminación. Una nueva versión, que nada tiene que enviar a la antigua y tradicional.

La verdad es que, a pesar de la emoción de escucharme, se me hizo raro. Nunca se acostumbra una a oírse desde fuera. 

El fin de semana está teniendo sus cosas, sus momentos. Pero queda un día menos. No quiero olvidarlo. 

Mañana es lunes. Me da en la nariz, como a la bruja de la serie Embrujada, que comenzaré otra semana en la que podré encontrar y recordar (el día de mañana) momentos inolvidables y maravillosos.

Quiero seguir soñando... Y ya sabéis: la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Balance Covid-19


Domingo de Resurrección. Domingo de fin de la Semana Santa. Una Semana Santa bastante atípica, pero no por el tiempo, que, por supuesto, se ha mantenido firme a la tradición de los últimos años, lloviendo de forma intermitente y de una forma más o menos intensa (por lo menos en Salamanca).

No sé cuántos días llevo de "confitamiento" voluntario-obligatorio, creo que son 27.
Ha sido una semana en la que he estado llorona, lo justo, sin pasarme. Pero ya empieza a hacer mella en mí los días sin salir, sin compartir momentos con la gente, con mi familia, con mis amistades... Hasta pospongo el salir a bajar la basura.

Ha sido una semana con bastantes cosas positivas, no lo voy a negar. 
Lunes. Maldito día porque es el comienzo de la semana laboral y el fin de los días de descanso. Pero este lunes llegó con la publicación de una entrevista que me hizo Nuria Coronado Sopeña por la publicación de mi libro "Revictimizadas: migrantes y víctimas de violencia de género". Un artículo que tenía que haber visto la luz el mes pasado pero que, por circunstancias del momento, se tuvo que posponer.


Fue una entrevista en la distancia, pero nada que la tecnología no pudiera subsanar. 

Nuria, a parte de mi entrevistadora y magnífica periodista, ha sido mi editora. Gracias a ella mi libro ha salido a la luz. Ella me aconsejó qué debía estar incluido, qué se podía mejorar, cómo contarlo. Pero tuvo en cuenta mis opiniones y mis deseos.
He tardado 2 años en hacer realidad un sueño. Pero ya es de papel y tinta.

Su venta (bueno, más bien la publicidad por mi parte) está paralizada con esto del COVID-19. Este mes tenía cerradas dos presentaciones: una en mi tierra (creo que la voy a posponer) y otra con mi "familia" madrileña de la que he aprendido tanto y con la que he compartido más: Generando Igualdad, la cual, obviamente, ha quedado pospuesta hasta nuevo aviso (o mejor dicho, nueva fecha).

Pendiente de poner fecha quedan presentaciones en Béjar, Zaragoza, Peñaranda de Bracamonte y en alguna librería en Madrid. En mi mente, más ciudades que visitar con mi libro bajo el brazo.

Los puntos de venta en Salamanca son:
  • Librería Castilla, en Avenida de Portugal
  • Santos Ochoa en Gran Vía
También se puede adquirir en la editorial Lo que no existe y en las plataformas digitales literarias. En Amazon se puede comprar tanto en formato papel como en ebook.


Cuando el "confitamiento" haya pasado, volveré a ser pesada con el libro, con la publicidad y con las presentaciones en diferentes lugares.

Creo que es un libro que nos aproxima al mundo de la violencia de género, haciendo hincapié en un ámbito oculto: la migración. Todo él está escrito con humildad y respeto, teniendo en cuenta la interseccionalidad, que tan necesaria es, y la perspectiva feminista y de género.

Con el subidón de salir en la portada de un diario digital nacional, de la mano de una gran periodista feminista (y escritora). Con el ego subido y una sonrisa tonta constante dibujada en mi cara, llegó la siguiente noticia.

El jueves se publicó mi primera narración sonora de un cuento. 

Siempre he sido, ya lo he transmitido, una ferviente lectora. Ahora que  he estado haciendo inventario de los libros que tengo en mi casa, me he dado cuenta que, en mi niñez y adolescencia, tenía libros fetiches que he leído y leído cientos de veces. También me he dado cuenta que tengo libros sin terminar de leer y que se merecen una segunda oportunidad. De este año no pasa. 

La Cuentería respetuosa llegó a mi vida de la mano de mi prima Laura. Es un lugar maravilloso donde puedes encontrar álbumes ilustrados sublimes y magníficos. Su impulsora es Laura Richichi. Un alma lectora, respetuosa, maravillosa con un corazón inmenso.

De su mano ha llegado radiocuento.com una idea que, según ella misma me contó, llevaba rondando su cabeza, y la de su marido, desde hacía tiempo, pero no se animaban a darle forma y hacerla realidad. Ha tenido que llegar una pandemia mundial para que llegue a nuestras vidas.

La narración siempre me ha gustado. Me considero una cuentera o cuentista. Los libros infantiles (y no tan infantiles) me acompañan en mi vida, en mis talleres, en mis charlas, en mi Pandilla Chancleta. Así que ofrecer mi voz para que los cuentos que me encantan lleguen a más niñas y niños no me resultó complicado.

Este jueves mi "sueño" se materializó y se publicó mi contada: Érase dos veces, Los tres cerditos; de la editorial Cuatro Tuercas. Uno de los libros que forman parte de la colección Érase dos veces y que dan una vuelta a los cuentos tradicionales, desechando los estereotipos y roles de género y la discriminación. Una nueva versión, que nada tiene que enviar a la antigua y tradicional.

La verdad es que, a pesar de la emoción de escucharme, se me hizo raro. Nunca se acostumbra una a oírse desde fuera. 

El fin de semana está teniendo sus cosas, sus momentos. Pero queda un día menos. No quiero olvidarlo. 

Mañana es lunes. Me da en la nariz, como a la bruja de la serie Embrujada, que comenzaré otra semana en la que podré encontrar y recordar (el día de mañana) momentos inolvidables y maravillosos.

Quiero seguir soñando... Y ya sabéis: la vida es sueño, y los sueños, sueños son.