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Para Ella...

Y un día... todo cambia. 


Ella ha dejado de ser ella para ser sólo su apariencia, su carcasa. Su cuerpecito sigue estando ahí, cada vez más menudito, pero fuerte y siempre, siempre, hermosa. Su alma ahí está, de vez en cuando, de cuando en vez. La puedes ver en sus ojos cuando te mira con una sonrisa y acaricia tu cara, en aquellos momentos en los cuales sabe quién eres y lo que te quiere, lo que la quieres... Sus ojos... el espejo del alma.

Hay veces que esos ojos miran extrañados, buscando algo de referencia que haga recordar, que la ubiquen en el espacio, en el lugar, en el tiempo... Miércoles, viernes, domingo, ¿qué día es hoy? ¿Mi cumpleaños? ¿Es alguna fecha especial? ¿Por qué me besan tanto? ¿Qué se me ha olvidado? ¿Quién es él/ella?

Rutinas, costumbres, actos repetitivos que al más común de los mortales ponen de los nervios. Pero ella no se da cuenta. Ella necesita hacerlo. Es un punto de referencia. Es algo que la mantiene en conexión con el mundo.

La cuidas, la abrazas, la quieres como nunca antes lo habías demostrado, te preocupas aunque ella no se dé cuenta, aunque ella no lo note, aunque ella esté enfadada sin saber el motivo o, aún sabiéndolo, ya lo olvidó pero sigue enojada. Siempre, siempre estás ahí para acompañarla, para escucharla aunque te cuente por enésima vez la misma historia de cuando era niña y amasaba el queso con esas manos heladas que aún tiene. 
Te mira con esos ojos llenos de historias, de recuerdos que poco a poco se van escapando y te sonríe. ¡Por fin! ¡Ha vuelto! Y tú estás a su lado para abrazarla, para ayudarla en lo que necesite. A pesar de que sea duro, a pesar de la rabia contenida y de la ira porque poco a poco deja de ser ella, sigues ahí, formando una piña para que todo sea más "sencillo". Tomas su mano y la aprietas con cariño, con dulzura, pidiendo que no te olvide, que se quede. Y te mira sin entender.

Las fotos se vuelven viñetas de unos cómics donde ella ya no es la protagonista. Por mucho que le cuentes, que le relates, son personajes de una historia ajena a ella, aunque de pronto, un resquicio, una luz al final del túnel hace que recuerde alguna anécdota lejana en el tiempo y la sonrisa ilumina su cara.

Ella será ella. A pesar de los cambios de humor, a pesar de las rabietas, a pesar de que se evada, de que no recuerde, a pesar de que se vuelva una niña. A pesar de todo esto, ella seguirá siendo esa persona que te cuidó cuando eras niña, que te peinaba con cariño antes de ir a la escuela, que te acompañaba a ver los fuegos artificiales de las fiestas cuando tus padres no podían llevarte, que se acostaba contigo o tú con ella cuando las sombras te daban miedo o escuchabas algún ruido tétrico, que te enseñaba a rezar para conciliar el sueño. 

Ella seguirá siendo ella en tu corazón, en tu mente, aunque la suya se vaya marchitando.

Para ella...


 
 

 

Para Ella...

Y un día... todo cambia. 


Ella ha dejado de ser ella para ser sólo su apariencia, su carcasa. Su cuerpecito sigue estando ahí, cada vez más menudito, pero fuerte y siempre, siempre, hermosa. Su alma ahí está, de vez en cuando, de cuando en vez. La puedes ver en sus ojos cuando te mira con una sonrisa y acaricia tu cara, en aquellos momentos en los cuales sabe quién eres y lo que te quiere, lo que la quieres... Sus ojos... el espejo del alma.

Hay veces que esos ojos miran extrañados, buscando algo de referencia que haga recordar, que la ubiquen en el espacio, en el lugar, en el tiempo... Miércoles, viernes, domingo, ¿qué día es hoy? ¿Mi cumpleaños? ¿Es alguna fecha especial? ¿Por qué me besan tanto? ¿Qué se me ha olvidado? ¿Quién es él/ella?

Rutinas, costumbres, actos repetitivos que al más común de los mortales ponen de los nervios. Pero ella no se da cuenta. Ella necesita hacerlo. Es un punto de referencia. Es algo que la mantiene en conexión con el mundo.

La cuidas, la abrazas, la quieres como nunca antes lo habías demostrado, te preocupas aunque ella no se dé cuenta, aunque ella no lo note, aunque ella esté enfadada sin saber el motivo o, aún sabiéndolo, ya lo olvidó pero sigue enojada. Siempre, siempre estás ahí para acompañarla, para escucharla aunque te cuente por enésima vez la misma historia de cuando era niña y amasaba el queso con esas manos heladas que aún tiene. 
Te mira con esos ojos llenos de historias, de recuerdos que poco a poco se van escapando y te sonríe. ¡Por fin! ¡Ha vuelto! Y tú estás a su lado para abrazarla, para ayudarla en lo que necesite. A pesar de que sea duro, a pesar de la rabia contenida y de la ira porque poco a poco deja de ser ella, sigues ahí, formando una piña para que todo sea más "sencillo". Tomas su mano y la aprietas con cariño, con dulzura, pidiendo que no te olvide, que se quede. Y te mira sin entender.

Las fotos se vuelven viñetas de unos cómics donde ella ya no es la protagonista. Por mucho que le cuentes, que le relates, son personajes de una historia ajena a ella, aunque de pronto, un resquicio, una luz al final del túnel hace que recuerde alguna anécdota lejana en el tiempo y la sonrisa ilumina su cara.

Ella será ella. A pesar de los cambios de humor, a pesar de las rabietas, a pesar de que se evada, de que no recuerde, a pesar de que se vuelva una niña. A pesar de todo esto, ella seguirá siendo esa persona que te cuidó cuando eras niña, que te peinaba con cariño antes de ir a la escuela, que te acompañaba a ver los fuegos artificiales de las fiestas cuando tus padres no podían llevarte, que se acostaba contigo o tú con ella cuando las sombras te daban miedo o escuchabas algún ruido tétrico, que te enseñaba a rezar para conciliar el sueño. 

Ella seguirá siendo ella en tu corazón, en tu mente, aunque la suya se vaya marchitando.

Para ella...


 
 

 
Desde mi inicio en la Asociación Socio-cultural DiversaMente, he realizado múltiples actividades de cara al público e internas. Gracias al equipo que formamos, el trabajo que puede dar una asociación se vuelve más ameno y más sencillo, aunque a veces la burocracia nos saque de nuestras casillas y nos toque trabajar hasta tarde para poder presentar proyectos a subvenciones o documentación que nos ha sido requerida. Pero todo este trabajo se sobrelleva mejor si lo haces con ilusión, con ganas y rodeada de un grupo de personas que son un encanto, trabajadoras, responsables y que comparten contigo la misma ilusión y ganas.


"Rompe con los mitos", así se tituló la sesión de cuentacuentos que realicé en la Asociación de Mayores del Barrio Vidal de Salamanca. Con estas personas tratamos los mitos que existen en torno a la violencia de género. (Junio 2012).
 
 
 Éste es el cartel diseñado para la ocasión por DiversaMente.
 
 
 
 
 
 
 

En esta foto estoy realizando una sesión de cuentacuentos donde se trataba el tema de la igualdad de género en la Asociación de Mayores del Barrio de Buenos Aires de Salamanca.
Aquí me acompañó mi hermano para tomar algunas fotos.
Marzo 2013

En esta otra foto estoy con la Asociación de Mayores del Barrio de Tejares de Salamanca contándoles un cuento que habla de la diversidad cultural. Después iniciamos un pequeño debate sobre el tema y todas las personas que participaron dieron su opinión y contaron alguna que otra experiencia. 
Conté con el apoyo logístico de mi compi Teo.
Abril 2013 
 
 
La última foto que comparto pertenece a un cartel diseñado por mi compañero y amigo Juan Di Pane Sánchez, socio de DiversaMente, creativo, psicólogo, mediador intercultural. Se diseñó para la actividad que realicé como miembro de DiversaMente en la Asociación de Vecinos Zoes con motivo de la celebración del día de la mujer (8 de marzo de 2012). Fue una de mis primeras incursiones en el mundo del cuentacuentos, mi primera aparición como cuentera para personas adultas (ya había realizado alguna sesión de cuentacuentos para pequeños/as). En esta ocasión, elegí un cuento que habla sobre el "maltrato sutil" al que somos sometidas las mujeres debido a los cánones de belleza (y no belleza) impuestos por la sociedad debido a los roles de género y estereotipos que culturalmente nos han sido impuestos.