Club de las 25 y maldita tesis. O viceversa

27 de noviembre de 2017. 

Esta fecha quedará grabada en mi mente para siempre. Ese día, ¡por fin!, tuve la suerte de defender la #malditatesis a pesar de todos los obstáculos que me pusieron durante 4 años. Tuve la gran suerte de poder contar, en el último año y medio, con una directora de tesis MARAVILLOSA, comprometida, disciplinada, cercana y auténtica. Una MUJER como la copa de un pino (como se suele decir coloquialmente). Soledad Murillo ha sido mi ÁNGEL de la guarda, mi LUZ en este túnel que se me hacía cuesta arriba; y como le he dicho (y escrito) más de una vez, ha sido mi SALVADORA. Si no hubiese sido por ella, el 27 de noviembre de 2017 hubiese pasado por mi vida de forma anodina y yo hubiese tirado todo el juego de toallas en el 2016, abandonando mi investigación y mi tesis. 
Podría haber sido una investigación y un estudio mejor, lo sé. Pero hemos hecho lo que hemos podido, y más, en este corto período de tiempo.

Ese día, la naturaleza quiso que yo estuviese catarrosa (los nervios, el estrés), pero la química farmacéutica ayudó a que no se me notase mucho. Estuve rodeada de mi familia y amigos (faltaron personas cercanas, pero las circunstancias, hay ocasiones, en que juegan malas pasadas); pero quienes faltaron sé que estuvieron en espíritu conmigo y me dieron fuerzas para no decaer y mostrar a las miembros y al miembro del Tribunal mi ilusión, mi compromiso, mi experiencia y mi saber.

El 27 de noviembre de 2017 fue un día completo. Defensa de la tesis. Ágape con el Tribunal, directoras y familia. Descubrir que el parking de la Complutense es barato (jajajajaja). Relax. Y, por último, acudir a una entrega de premios muy especial: los que otorgaban las del "Club de las 25" a distintas mujeres relevantes en la lucha feminista por la igualdad.
Las premiadas eran desde Concha Velasco, pasando por Ana de Miguel, Nuria Varela, Margarita Robles, Leticia Dolera y, por supuesto, mi gran y admirada Soledad Murillo. (Había más).

Yo acudí al Palace de Madrid, cual paleta que llega a la capital desde el pueblo. No sabía si iba a desentonar en ese lugar tan famoso y con tanto nombre. Bueno, pues me sentí una "paleta" más, jajajaja. Tengo que reconocer que tuve que contener grititos histéricos cuando veía a alguien que admiraba o alguien a quien reconocía. ¡Bendito telegram! que me permitía compartirlo. Menuda brasa que le di a algunas personas.

Me senté todo lo cerca del "escenario" que me permitieron para que Soledad, después, no me regañara porque me dice que siempre me siento atrás. A veces la timidez y el querer pasar desapercibida me pueden, no puedo evitarlo. Me tuve que contener cuando delante de mí se sentó este hombre: mi admirado Baltasar Garzón que entregaba un premio a Asunción, la mujer de 92 años que ya pudo enterrar a su padre como se merecía. Correcto, tranquilo, sosegado, atento. Lástima que no se quedara al cóctel posterior.
Me sentía una fan total y absoluta al ver a un montón de personas que admiraba y de las que me gustaba su trabajo y/o su pensamiento (ideas). 

La emoción fue mayúscula cuando ELLA subió al escenario y habló como es ELLA: valiente, comprometida, sabia. Me emocioné cuando me vio desde el escenario y bajó a darme dos besos y un abrazo. Como es ELLA. Auténtica. Pero las lágrimas volvieron a aparecer sin cortarse un pelo, cuando después de la "foto de familia", ELLA bajó de nuevo, se acercó y me dio el abanico que le habían obsequiado porque quería que lo tuviera yo. Así es ELLA. Y yo, llorando a moco tendido. Me presentó después a Nuria Varela, con la que estuve hablando, quien se sorprendió que aquella misma mañana hubiera defendido mi tesis y estuviera ahí. Me anunció la nueva edición de su libro "Feminismo para principiantes" en versión novela gráfica (el próximo 15 de febrero sale a la venta) y ya hablamos de venir a Salamanca a presentarlo. Mi mente no descansa, no puedo evitarlo.

También tuve la suerte de hablar con Ana de Miguel, quien no estuvo en mi Tribunal de la tesis por problemas documentales y de tiempo. Fue una lástima, la verdad. 
Tengo que decir que tanto Nuria Varela como Ana de Miguel son dos mujeres humildes, generosas y cercanas. De las que aprendes escuchándolas. Tienen tanto que decir y enseñar.

También subió al escenario a recoger su premio, leyendo unas palabras de Simone de Beavoir, Leticia Dolera. Soy mega fan suya. Mi hermana me pidió una foto con ella y se la pedí. ¡Qué valiente con sus palabras! Qué coherente, qué comprometida, qué implicada. 
Me siento identificada con ella porque, como quien dice, hace poco que ha entendido qué es esto del feminismo y lucha por estos ideales. A mí aún me queda mucho por aprender (sigo en ello), por leer y por investigar.

Fue una fiesta donde había grandes referentes del feminismo más o menos conocidas. Mujeres famosas en distintas disciplinas: periodistas, profesoras, actrices, estudiantes...

Posteriormente, alguna de ellas (no de las premiadas) me sorprendieron en un programa de TV entrevistando a una joven ilustradora con sus palabras y discurso. Pero eso es para otro post.

Tengo que agradecer a mi amigo Amílcar por regalarme la oportunidad de codearme con todas estas mujeres que son mi referente, por permitirme compartir momento y espacio con mi querida Soledad, por estar siempre y por remover cielo y tierra para que no decayera.

Este espacio también es para dar gracias, de nuevo, a toda mi familia (y amistades) por apoyarme y no dejarme caer cuando todo lo veía negro. ¿Qué haría sin todos/as vosotros/as? 

Sin vuestro empuje el 27 de noviembre de 2017 habría sido un día más en mi vida.





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