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Objetos de la publicidad

De nuevo comienzo a impartir talleres en institutos y colegios. De nuevo me pongo frenética cuando tengo que sentarme delante del ordenador y empezar a diseñar las distintas sesiones. Este año decidí que no haría nada nuevo. Bueno, quizás cambiar algún vídeo, añadir algún juego, buscar alguna noticia... ¿dónde habré puesto la noticia de la primera mujer rectora de la Universidad de Oxford?

Al final, como siempre, le dedico más horas de las que pensaba a preparar las sesiones. Y mientras tanto, millones de preguntas se aglutinan en mi mente: ¿por qué es noticia que una mujer acceda al rectorado de una universidad? 

Bien, anoto en algún papel, de los que invaden mi mesa, que ésta sería una buena pregunta para hacer en los talleres cuando hablamos de igualdad. Definitivamente, es una forma de explicar porque es necesario seguir trabajando, de forma tan activa, en la lucha por obtener la igualdad entre hombres y mujeres. Una conclusión llega a mi mente: el día que no sea noticia "de primera plana" que una mujer accede al rectorado de una universidad, de cualquier parte del mundo, ese día, se podrá decir que hemos conseguido la igualdad.

Pero bueno, que me voy del asunto. Me pierdo tan fácilmente. Quiero contar tanto y hacer tanto en tan poco tiempo... Centrándome. Publicidad. ¡Qué bueno el curso del Instituto de la Mujer y ¿de la Igualdad de Oportunidades?  (esto de que cambien los nombres a las instituciones públicas cada vez que cambia el color que gobierna es un caos). Bueno, todo es mejorable, pero no ha estado mal del todo. Mucho material para los talleres.

Uno de los objetivos de mis talleres sobre igualdad es que las chicas y los chicos sean capaces de criticar, de ponerse las "gafas violetas" para descubrir dónde se están cometiendo actos de discriminación de cualquier clase, pero, sobre todo, en base al sexo.

Quiero preparar una sesión donde analicemos los anuncios que aparecen en los medios de comunicación en la actualidad. Buscando imágenes, me topo con la "guía de la buena esposa" y no dejo de recordar la película "La sonrisa de Mona Lisa" (siempre presente en los talleres sobre igualdad). Las chicas y los chicos van a alucinar cuando vean esto. O quizás quien alucine sea yo, nunca se sabe.

Sigo buscando anuncios etiquetados como sexistas y me encuentro con un póster del 2010 que anuncia un festival de cerveza en Avilés. ¿Por qué siempre tienen que dibujarnos a las mujeres con unas tetas increíblemente grandes y con un escote tan pronunciado? ¿Las personas irán al festival de la cerveza por la cerveza o por descubrir si todas las chicas que estarán detrás de las barras son tan pechugonas como la del cartel?

Esto me recuerda que tengo guardado un vídeo que habla sobre la publicidad al revés. Una publicidad donde nos muestra anuncios protagonizados por mujeres pero en su versión masculina. Seguro que más de una risa se echarán y lo verán ¿extraño? Pero, ¿por qué? 



 

Objetos de la publicidad

De nuevo comienzo a impartir talleres en institutos y colegios. De nuevo me pongo frenética cuando tengo que sentarme delante del ordenador y empezar a diseñar las distintas sesiones. Este año decidí que no haría nada nuevo. Bueno, quizás cambiar algún vídeo, añadir algún juego, buscar alguna noticia... ¿dónde habré puesto la noticia de la primera mujer rectora de la Universidad de Oxford?

Al final, como siempre, le dedico más horas de las que pensaba a preparar las sesiones. Y mientras tanto, millones de preguntas se aglutinan en mi mente: ¿por qué es noticia que una mujer acceda al rectorado de una universidad? 

Bien, anoto en algún papel, de los que invaden mi mesa, que ésta sería una buena pregunta para hacer en los talleres cuando hablamos de igualdad. Definitivamente, es una forma de explicar porque es necesario seguir trabajando, de forma tan activa, en la lucha por obtener la igualdad entre hombres y mujeres. Una conclusión llega a mi mente: el día que no sea noticia "de primera plana" que una mujer accede al rectorado de una universidad, de cualquier parte del mundo, ese día, se podrá decir que hemos conseguido la igualdad.

Pero bueno, que me voy del asunto. Me pierdo tan fácilmente. Quiero contar tanto y hacer tanto en tan poco tiempo... Centrándome. Publicidad. ¡Qué bueno el curso del Instituto de la Mujer y ¿de la Igualdad de Oportunidades?  (esto de que cambien los nombres a las instituciones públicas cada vez que cambia el color que gobierna es un caos). Bueno, todo es mejorable, pero no ha estado mal del todo. Mucho material para los talleres.

Uno de los objetivos de mis talleres sobre igualdad es que las chicas y los chicos sean capaces de criticar, de ponerse las "gafas violetas" para descubrir dónde se están cometiendo actos de discriminación de cualquier clase, pero, sobre todo, en base al sexo.

Quiero preparar una sesión donde analicemos los anuncios que aparecen en los medios de comunicación en la actualidad. Buscando imágenes, me topo con la "guía de la buena esposa" y no dejo de recordar la película "La sonrisa de Mona Lisa" (siempre presente en los talleres sobre igualdad). Las chicas y los chicos van a alucinar cuando vean esto. O quizás quien alucine sea yo, nunca se sabe.

Sigo buscando anuncios etiquetados como sexistas y me encuentro con un póster del 2010 que anuncia un festival de cerveza en Avilés. ¿Por qué siempre tienen que dibujarnos a las mujeres con unas tetas increíblemente grandes y con un escote tan pronunciado? ¿Las personas irán al festival de la cerveza por la cerveza o por descubrir si todas las chicas que estarán detrás de las barras son tan pechugonas como la del cartel?

Esto me recuerda que tengo guardado un vídeo que habla sobre la publicidad al revés. Una publicidad donde nos muestra anuncios protagonizados por mujeres pero en su versión masculina. Seguro que más de una risa se echarán y lo verán ¿extraño? Pero, ¿por qué? 



 

Talleres Red.es

De nuevo he tenido la oportunidad de dedicarme a la docencia, esta vez de la mano de Red.es.

En esta ocasión, la empresa Euroformac confió en mí para impartir unos talleres para educadores, madres y padres relacionados con las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación). En ellos estuvimos conversando y estableciendo pautas para hacer un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías. Se trataba de darles una capacitación en materia de seguridad TIC y que, después, pudieran transmitirla a los/as menores o que tuvieran las herramientas necesarias para inculcar a éstos/as que en las nuevas tecnologías se debe actuar igual que en el mundo físico o analógico: con respeto, seguridad, tolerancia e interponiendo medidas de prevención.

Hablamos sobre el ciberacoso, el sexting, el grooming, la suplantación de identidad, los antivirus y los fraudes, los contenidos inapropiados para los/as menores,... Se explicaron los síntomas que nos pueden indicar que nuestros hijos y nuestras hijas pueden estar siendo víctimas de actividades ilícitas o peligrosas cuando acceden a internet.

Las personas adultas, en su mayoría, somos inmigrantes digitales, pues estamos aprendiendo sobre la marcha el manejo de las nuevas tecnologías. Nuestros hijos y nuestras hijas son nativos digitales, es como si al nacer, en lugar de un "pan debajo del brazo", vinieran con los conocimientos necesarios para navegar por la red. Estos nativos digitales tienen un don innato para saber cómo usar un smartphone o como encender un pc, por ejemplo. Nosotros, como personas adultas y encargadas de la educación de ellos/as, debemos ponernos en marcha e ir aprendiendo por nuestra cuenta, o a su lado, sobre todas las cosas nuevas que aparecen en la red. No pasa nada por decirles que no sabemos sobre algo, al contrario, está muy bien que nos sentemos juntos y busquemos información sobre ese tema desconocido y aprendamos a la vez.

Internet es una fuente de información y comunicación. El mundo digital no es un mundo estático, sino que está en continuo movimiento y crecimiento. Cuando podemos decir que somos "expertos/as" en algo, ya ha cambiado y tenemos que volver a reciclarnos para no quedarnos atrás. No podemos olvidar esto.

La experiencia fue muy gratificante. Fuimos un grupo bastante heterogéneo, con distintas visiones e inquietudes, pero todos ellos con ganas de aprender un poquito más en esto de las nuevas tecnologías para llevarlas a la práctica en sus hogares.
Sé que alguno de los hijos ya me "odia" porque su madre se ha puesto muy pesada con esto de los controles parentales, con establecer límites y horarios... pero a medio plazo, seguro que cambiará de opinión.

Talleres Red.es

De nuevo he tenido la oportunidad de dedicarme a la docencia, esta vez de la mano de Red.es.

En esta ocasión, la empresa Euroformac confió en mí para impartir unos talleres para educadores, madres y padres relacionados con las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación). En ellos estuvimos conversando y estableciendo pautas para hacer un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías. Se trataba de darles una capacitación en materia de seguridad TIC y que, después, pudieran transmitirla a los/as menores o que tuvieran las herramientas necesarias para inculcar a éstos/as que en las nuevas tecnologías se debe actuar igual que en el mundo físico o analógico: con respeto, seguridad, tolerancia e interponiendo medidas de prevención.

Hablamos sobre el ciberacoso, el sexting, el grooming, la suplantación de identidad, los antivirus y los fraudes, los contenidos inapropiados para los/as menores,... Se explicaron los síntomas que nos pueden indicar que nuestros hijos y nuestras hijas pueden estar siendo víctimas de actividades ilícitas o peligrosas cuando acceden a internet.

Las personas adultas, en su mayoría, somos inmigrantes digitales, pues estamos aprendiendo sobre la marcha el manejo de las nuevas tecnologías. Nuestros hijos y nuestras hijas son nativos digitales, es como si al nacer, en lugar de un "pan debajo del brazo", vinieran con los conocimientos necesarios para navegar por la red. Estos nativos digitales tienen un don innato para saber cómo usar un smartphone o como encender un pc, por ejemplo. Nosotros, como personas adultas y encargadas de la educación de ellos/as, debemos ponernos en marcha e ir aprendiendo por nuestra cuenta, o a su lado, sobre todas las cosas nuevas que aparecen en la red. No pasa nada por decirles que no sabemos sobre algo, al contrario, está muy bien que nos sentemos juntos y busquemos información sobre ese tema desconocido y aprendamos a la vez.

Internet es una fuente de información y comunicación. El mundo digital no es un mundo estático, sino que está en continuo movimiento y crecimiento. Cuando podemos decir que somos "expertos/as" en algo, ya ha cambiado y tenemos que volver a reciclarnos para no quedarnos atrás. No podemos olvidar esto.

La experiencia fue muy gratificante. Fuimos un grupo bastante heterogéneo, con distintas visiones e inquietudes, pero todos ellos con ganas de aprender un poquito más en esto de las nuevas tecnologías para llevarlas a la práctica en sus hogares.
Sé que alguno de los hijos ya me "odia" porque su madre se ha puesto muy pesada con esto de los controles parentales, con establecer límites y horarios... pero a medio plazo, seguro que cambiará de opinión.

Revictimización y/o culpabilización

Hoy quizás, escribiendo este post, toque mi vena sensible más de la cuenta, pero esto es así.

En esta semana me he dado cuenta de que con palabras, muchas veces sin querer (eso espero)y porque no sabemos cómo actuar en determinadas situaciones, tendemos a culpabilizar de una situación a quien, en realidad, es la víctima de la misma.

Frases como: "es que no ha contado nada", "no teníamos ni idea", "es que en cuanto ustedes lo han sabido tenían que haberlo comunicado para actuar", "pues yo la he visto siempre bien", "pero si tiene su grupo de amigas/os", etc. Todas estas frases, sin querer, lo que hacen es hacer sentir mal a la persona que ha sufrido, por ejemplo, un caso de acoso escolar en la escuela.

No somos conscientes de que, en demasiadas ocasiones, aunque tengamos un grupo de amistades, aunque nos llevemos bien con nuestros padres, hermanos/as, nos cuesta mucho sincerarnos y contar lo que nos sucede en el día a día. Se hace realidad eso que solemos decir: me siento solo aunque esté rodeado de mucha gente.
Hablar de los sentimientos cuesta, hablar de situaciones dolorosas o incómodas también cuesta. No nos han enseñado a identificar nuestros sentimientos, a saber gestionarlos, a expresarlos sin temor. Según nos vamos haciendo mayores, perdemos esa frescura, la inocencia que nos caracterizaba y también perdemos ese desparpajo que hacía que dijéramos lo que pensábamos y lo que sentíamos sin pararnos a pensar si estábamos haciendo bien o mal.

Entonces, para no reconocer que no hemos sabido estar donde teníamos que estar o que no hemos sido capaces de ver cuándo una persona está mal anímica y psicológicamente, nos escudamos en decir: "es que no nos ha contado nada" y no somos conscientes del daño que con esa frase estamos haciendo a la otra persona.


La etapa de la adolescencia es complicada: cambio hormonal, descubrimiento de nuevos sentimientos, encontrarnos en esa época de "somos mayores, pero no tanto", empezar a tener responsabilidad, los estudios, la familia, las amistades, proceso de maduración,... Suma y sigue. 

Si un/a adolescente sufre insultos, vejaciones u otras situaciones incómodas en su centro escolar, cuando sale de paseo, en el cine... lo peor que podemos hacer es echarle la bronca porque no ha contado nada. Las madres, padres y educadores tenemos una posición difícil, pero tenemos que saber actuar con tacto para que la juventud pueda confiar en nosotros/as y sepan que pueden acudir a nosotros/as cuando vivan una situación complicada.
No es cuestión de lavarse las manos escudándonos en un "no teníamos constancia. No nos ha dicho nada. No hemos detectado nada", es una cuestión moral, ética el implicarnos desde que conocemos el caso o la situación y tratar de que esa persona se sienta mejor y que no vuelva a suceder, poniendo los medios disponibles.



Revictimización y/o culpabilización

Hoy quizás, escribiendo este post, toque mi vena sensible más de la cuenta, pero esto es así.

En esta semana me he dado cuenta de que con palabras, muchas veces sin querer (eso espero)y porque no sabemos cómo actuar en determinadas situaciones, tendemos a culpabilizar de una situación a quien, en realidad, es la víctima de la misma.

Frases como: "es que no ha contado nada", "no teníamos ni idea", "es que en cuanto ustedes lo han sabido tenían que haberlo comunicado para actuar", "pues yo la he visto siempre bien", "pero si tiene su grupo de amigas/os", etc. Todas estas frases, sin querer, lo que hacen es hacer sentir mal a la persona que ha sufrido, por ejemplo, un caso de acoso escolar en la escuela.

No somos conscientes de que, en demasiadas ocasiones, aunque tengamos un grupo de amistades, aunque nos llevemos bien con nuestros padres, hermanos/as, nos cuesta mucho sincerarnos y contar lo que nos sucede en el día a día. Se hace realidad eso que solemos decir: me siento solo aunque esté rodeado de mucha gente.
Hablar de los sentimientos cuesta, hablar de situaciones dolorosas o incómodas también cuesta. No nos han enseñado a identificar nuestros sentimientos, a saber gestionarlos, a expresarlos sin temor. Según nos vamos haciendo mayores, perdemos esa frescura, la inocencia que nos caracterizaba y también perdemos ese desparpajo que hacía que dijéramos lo que pensábamos y lo que sentíamos sin pararnos a pensar si estábamos haciendo bien o mal.

Entonces, para no reconocer que no hemos sabido estar donde teníamos que estar o que no hemos sido capaces de ver cuándo una persona está mal anímica y psicológicamente, nos escudamos en decir: "es que no nos ha contado nada" y no somos conscientes del daño que con esa frase estamos haciendo a la otra persona.


La etapa de la adolescencia es complicada: cambio hormonal, descubrimiento de nuevos sentimientos, encontrarnos en esa época de "somos mayores, pero no tanto", empezar a tener responsabilidad, los estudios, la familia, las amistades, proceso de maduración,... Suma y sigue. 

Si un/a adolescente sufre insultos, vejaciones u otras situaciones incómodas en su centro escolar, cuando sale de paseo, en el cine... lo peor que podemos hacer es echarle la bronca porque no ha contado nada. Las madres, padres y educadores tenemos una posición difícil, pero tenemos que saber actuar con tacto para que la juventud pueda confiar en nosotros/as y sepan que pueden acudir a nosotros/as cuando vivan una situación complicada.
No es cuestión de lavarse las manos escudándonos en un "no teníamos constancia. No nos ha dicho nada. No hemos detectado nada", es una cuestión moral, ética el implicarnos desde que conocemos el caso o la situación y tratar de que esa persona se sienta mejor y que no vuelva a suceder, poniendo los medios disponibles.



ADAVAS




Desde enero de este año 2014, imparto en ADAVAS talleres de prevención de la violencia de género, igualdad y abusos sexuales a menores, tanto en colegios como en institutos.


Estos talleres me hacen ver el trabajo tan enorme que tenemos que realizar con nuestros niños y con nuestras niñas porque, desgraciadamente, estamos volviendo a mentalidades de hace muchos años atrás; mentalidades que no abogan ni promueven la igualdad entre las personas, sino las desigualdades entre hombres y mujeres y donde los problemas se solucionan a base de guantazos, literalmente, o metiéndonos con la otra persona. La desigualdad se ve como algo normal, generalizado. La juventud no se cuestiona nada.

Como ya habéis podido comprobar, me gusta trabajar con canciones, pues hacen que los talleres, las clases, ... sean mucho más amenas. Esta canción de Manuel Carrasco, aún no la he utilizado en ningún taller, de momento. Esta canción transmite el mensaje de que nadie debe amedrentarnos en nuestros sueños, en nuestras ilusiones. Nadie nos debe decir qué debemos hacer, cómo lo debemos hacer, etc. imponiéndonos su opinión y su criterio.

 

En estos talleres en distintos colegios e institutos de Salamanca, me he dado cuenta que las chicas vuelven a esa posición casi sumisa en la que callan por miedo a las represalias, por temor y los chicos se meten precisamente por ello: por hablar y por no hablar.

Muchas veces somos nosotros/as mismos/as quienes nos ponemos límites a nuestras capacidades y nuestras cualidades o hacemos como el "elefante encadenado" del cuento de Jorge Bucay, aprendemos que no podemos hacer las cosas y nunca más volvemos intentarlo. 
En estos casos, en estos momentos, no podemos olvidar la frase que Will Smith, en la película "En busca de la felicidad", le dijo a su hijo: 
Sigamos luchando por nuestros sueños, no dejemos que nadie nos impida luchar por ellos, porque sólo yendo paso a paso, ya sabéis, conseguiremos llegar... A LA LUNA.