Mostrando entradas con la etiqueta machismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta machismo. Mostrar todas las entradas

"Libre" elección académica


Mientras el derecho al voto para los hombres fue un hecho desde tiempo inmemorial, las mujeres tuvimos que esperar hasta 1931 para obtenerlo en España. Lo tenemos gracias a Clara Campoamor y sus compañeras Victoria Kent y Margarita Nelken. Parece que fue hace mucho tiempo, pero para la Historia no son tantos 88 años. No se habla del derecho al voto de los hombres, porque siempre lo han tenido, en ningún momento se ha cuestionado su existencia.
En los estudios, el acceso de la mujer también fue tardío. Concepción Arenal se tuvo que disfrazar de hombre para poder asistir como oyente a la Universidad de Madrid (Facultad de Derecho de la actual Universidad Complutense) y a las tertulias intelectuales, por ejemplo.
        Hoy en día no nos podemos imaginar los pasillos de los colegios, de los institutos de secundaria, bachillerato y FP, y de las universidades sin el intercambio de frases y risas de chicas y chicos. Es impensable, en nuestra sociedad española, que se hable de la prohibición de que chicos o chicas estudien lo que quieran.
   
Al principio, cuando aún era impensable que las mujeres pudieran acceder a estudios universitarios, que era lo más de lo más, las mujeres nos teníamos que conformar con estudiar en los monasterios o dedicarnos a la enseñanza: maestras de pueblo, institutrices, cuidadoras de la descendencia de otras familias.

        La primera mujer matriculada en una universidad española lo consiguió en el año 1872: María Elena Maseras Ribera lo hizo en la Facultad de Medicina de Barcelona, previa autorización del Rey. La primera mujer licenciada en Medicinafue Dolors Aleu i Riera, siendo la segunda en alcanzar el título de Doctora.
        Hasta 1910 no se generalizó la incorporación de la mujer a los estudios universitarios. En concreto, fue el 8 de marzo de 1910 cuando se permitió la matriculación de las mujeres en las universidades públicas. Hasta entonces, las mujeres podían asistir a centros privados o como oyentes, pero siempre necesitando la autorización del Consejo de Ministros para su inscripción como alumnas oficiales.
        ¿Qué sucede en la actualidad? Nos venden el mensaje de que la igualdad ya se ha alcanzado, que hombres y mujeres tenemos las mismas opciones y las mismas posibilidades. Pero la realidad es sutil, pero está ahí aunque no queramos verla.
      
        Centrándonos en la Formación Profesional, es curioso comprobar como el número de chicas estudiando en la modalidad a distancia es superior al de chicos tanto en la FP Grado Medio como en el Grado Superior.

FP GRADO MEDIO
FP GRADO SUPERIOR
HOMBRES
10.096
14.916
MUJERES
12.402
24.397


     
   ¿Qué nos dice el género que tenemos que estudiar? ¿En qué nos dice el género que tenemos que trabajar? 

      
      Los sectores de estudio en FP van desde actividades agrarias, pasando por actividades físicas-deportivas, marítimo-pesqueras, administración y gestión, artes gráficas, comunicación e imagen, electricidad y electrónica, imagen personal, informática-comunicaciones, sanidad, servicios socioculturales-a la Comunidad, vidrio-cerámica, artesanías, seguridad y medio ambiente, entre otros.
        Por ramas, es destacable como los chicos os decantáis más por estudiar actividades agrarias, marítimo-pesqueras, artes gráficas, comunicación, electricidad, informática que otros estudios como administración, imagen personal, sanidad o servicios socioculturales y a la comunidad, donde hay una mayor representación de mujeres.
        Si os dais cuenta, seguimos perpetuando los roles de género que se establecieron hace años.
   
¿Qué sucede cuando entramos en el mercado laboral

El reparto, a nivel mundial, es el que muestra la imagen anterior. De nuevo nuestros caminos, el de los hombres y el de las mujeres, siguen marcados. Nos seguimos dedicando, mayoritariamente, a todo aquello que nos han dicho que nos tenemos que dedicar.

        Poco a poco, con esfuerzo, los espacios de dirección se están abriendo a las mujeres. Pero aún no estamos suficientemente representadas.
       La mujer, por ejemplo, no aparece como máxima responsable de una Universidad. Por ejemplo, en Salamanca, teniendo dos Universidades, sólo la Universidad Pontificia ha tenido, y tiene, una rectora. La USAL tuvo en el 2017, la primera candidata a ser rectora.
        Según aparece en la Wikipedia, entre 1979 y 1980, hubo una rectora en funciones que se llamó María Dolores Gómez Molleda, debido a la cesión del anterior rector.
        En la actualidad, según un artículo publicado en El País en el año pasado, sólo 4 rectoras dirigen las Universidades públicas españolas (50): Universidad de Granada (Pilar Aranda), Universidad Autónoma de Barcelona (Margarita Arboix), Universidad del País Vasco (Nekane Balluerka) y la Universidad de Huelva (María Antonia Peña).

¿Realmente nuestras elecciones académicas son libres? Os lo dejo a vuestra reflexión.

"Libre" elección académica


Mientras el derecho al voto para los hombres fue un hecho desde tiempo inmemorial, las mujeres tuvimos que esperar hasta 1931 para obtenerlo en España. Lo tenemos gracias a Clara Campoamor y sus compañeras Victoria Kent y Margarita Nelken. Parece que fue hace mucho tiempo, pero para la Historia no son tantos 88 años. No se habla del derecho al voto de los hombres, porque siempre lo han tenido, en ningún momento se ha cuestionado su existencia.
En los estudios, el acceso de la mujer también fue tardío. Concepción Arenal se tuvo que disfrazar de hombre para poder asistir como oyente a la Universidad de Madrid (Facultad de Derecho de la actual Universidad Complutense) y a las tertulias intelectuales, por ejemplo.
        Hoy en día no nos podemos imaginar los pasillos de los colegios, de los institutos de secundaria, bachillerato y FP, y de las universidades sin el intercambio de frases y risas de chicas y chicos. Es impensable, en nuestra sociedad española, que se hable de la prohibición de que chicos o chicas estudien lo que quieran.
   
Al principio, cuando aún era impensable que las mujeres pudieran acceder a estudios universitarios, que era lo más de lo más, las mujeres nos teníamos que conformar con estudiar en los monasterios o dedicarnos a la enseñanza: maestras de pueblo, institutrices, cuidadoras de la descendencia de otras familias.

        La primera mujer matriculada en una universidad española lo consiguió en el año 1872: María Elena Maseras Ribera lo hizo en la Facultad de Medicina de Barcelona, previa autorización del Rey. La primera mujer licenciada en Medicina fue Dolors Aleu i Riera, siendo la segunda en alcanzar el título de Doctora.
        Hasta 1910 no se generalizó la incorporación de la mujer a los estudios universitarios. En concreto, fue el 8 de marzo de 1910 cuando se permitió la matriculación de las mujeres en las universidades públicas. Hasta entonces, las mujeres podían asistir a centros privados o como oyentes, pero siempre necesitando la autorización del Consejo de Ministros para su inscripción como alumnas oficiales.
        ¿Qué sucede en la actualidad? Nos venden el mensaje de que la igualdad ya se ha alcanzado, que hombres y mujeres tenemos las mismas opciones y las mismas posibilidades. Pero la realidad es sutil, pero está ahí aunque no queramos verla.
      
        Centrándonos en la Formación Profesional, es curioso comprobar como el número de chicas estudiando en la modalidad a distancia es superior al de chicos tanto en la FP Grado Medio como en el Grado Superior.

FP GRADO MEDIO
FP GRADO SUPERIOR
HOMBRES
10.096
14.916
MUJERES
12.402
24.397


     
   ¿Qué nos dice el género que tenemos que estudiar? ¿En qué nos dice el género que tenemos que trabajar? 

      
      Los sectores de estudio en FP van desde actividades agrarias, pasando por actividades físicas-deportivas, marítimo-pesqueras, administración y gestión, artes gráficas, comunicación e imagen, electricidad y electrónica, imagen personal, informática-comunicaciones, sanidad, servicios socioculturales-a la Comunidad, vidrio-cerámica, artesanías, seguridad y medio ambiente, entre otros.
        Por ramas, es destacable como los chicos os decantáis más por estudiar actividades agrarias, marítimo-pesqueras, artes gráficas, comunicación, electricidad, informática que otros estudios como administración, imagen personal, sanidad o servicios socioculturales y a la comunidad, donde hay una mayor representación de mujeres.
        Si os dais cuenta, seguimos perpetuando los roles de género que se establecieron hace años.
   
¿Qué sucede cuando entramos en el mercado laboral

El reparto, a nivel mundial, es el que muestra la imagen anterior. De nuevo nuestros caminos, el de los hombres y el de las mujeres, siguen marcados. Nos seguimos dedicando, mayoritariamente, a todo aquello que nos han dicho que nos tenemos que dedicar.

        Poco a poco, con esfuerzo, los espacios de dirección se están abriendo a las mujeres. Pero aún no estamos suficientemente representadas.
       La mujer, por ejemplo, no aparece como máxima responsable de una Universidad. Por ejemplo, en Salamanca, teniendo dos Universidades, sólo la Universidad Pontificia ha tenido, y tiene, una rectora. La USAL tuvo en el 2017, la primera candidata a ser rectora.
        Según aparece en la Wikipedia, entre 1979 y 1980, hubo una rectora en funciones que se llamó María Dolores Gómez Molleda, debido a la cesión del anterior rector.
        En la actualidad, según un artículo publicado en El País en el año pasado, sólo 4 rectoras dirigen las Universidades públicas españolas (50): Universidad de Granada (Pilar Aranda), Universidad Autónoma de Barcelona (Margarita Arboix), Universidad del País Vasco (Nekane Balluerka) y la Universidad de Huelva (María Antonia Peña).

¿Realmente nuestras elecciones académicas son libres? Os lo dejo a vuestra reflexión.

Mañana de Navidad

 
Esta mañana he salido a caminar para bajar parte de los "excesos", no muchos, de ayer. Una mañana fría y con niebla en mi ciudad.
Parecía que la ciudad dormía y que yo sola era la que me había atrevido a salir a hacer algo de ejercicio. 
Como siempre me pasa, he sentido una mezcla de tranquilidad por la soledad de la caminante y de "miedo" por encontrarme sola por la calle. 
La niebla daba una sensación de bucólico y romántico, como de película Disney.

He empezado a encontrarme a personas que también había decidido salir a hacer ejercicio o, simplemente, se sentían en la obligación de sacar a pasear a su perro: corredores madrugadores, ciclistas, paisanos (como dice mi cuñado) con su mascota... Todo hombres.

Mientras iba caminando, también iba decidiendo la ruta. Siempre me pasa. He hablado por teléfono como una cotorra y, al finalizar, he decidido inmortalizar el momento para subirlo a Instagram. Del mismo modo lo he compartido con la familia y, en ese momento, después de la pregunta de rigor de mi madre"¿Dónde andas?", he decidido activar el GPS de mi móvil.

Instintivamente he decidido tomar un "atajo" que me lleva por debajo de la vía del tren. Un ruido me ha asustado, al ir yo pensando en mis cosillas. Un ciclista me ha adelantado. Mis sentidos se han agudizado, igual que Spiderman. Unos pasos y una respiración me han puesto en alerta. Tarda mucho en adelantarme. No te obsesiones. No viene nadie de frente. Sigo escuchando la respiración y los pasos a plomo. Un corredor me adelanta por fin. Cruzo la carretera. Decido ir por el parque donde jugábamos a rugby este verano. De frente viene un hombre haciendo eses. Lo reconozco. Alguna mañana cuando subía a trabajar me lo he cruzado. Sigo mi camino. De pronto me asalta la duda de la bifurcación. Veo la gente corriendo y caminando en las pistas de atletismo. Decido continuar por el camino más concurrido. Hombres corriendo, hombres en bicicleta, parejas de hombre y mujer caminando, mujer caminando, hombre y mujer corriendo, hombres caminando, hombre con mascota, mujer corriendo,...

Me doy cuenta que antes siempre salía a caminar o volvía sola de algún lugar y, en un rinconcito de mi mente, siempre había cierto temor. Hoy, sin quererlo, ese temor se ha hecho más grande y, de forma imperceptible, he decidido tomar determinadas medidas: activar el GPS, avisar a mi familia sutilmente por mensaje que he salido a caminar, escoger los caminos más concurridos, tener los sentidos más alerta... ¡MIERDA!

A pesar del temor, he recogido mi "miedo", mi "desasosiego", lo he metido en el bolsillo de mi cazadora y he salido. Porque el miedo se combate no parando.


Mañana de Navidad

 
Esta mañana he salido a caminar para bajar parte de los "excesos", no muchos, de ayer. Una mañana fría y con niebla en mi ciudad.
Parecía que la ciudad dormía y que yo sola era la que me había atrevido a salir a hacer algo de ejercicio. 
Como siempre me pasa, he sentido una mezcla de tranquilidad por la soledad de la caminante y de "miedo" por encontrarme sola por la calle. 
La niebla daba una sensación de bucólico y romántico, como de película Disney.

He empezado a encontrarme a personas que también había decidido salir a hacer ejercicio o, simplemente, se sentían en la obligación de sacar a pasear a su perro: corredores madrugadores, ciclistas, paisanos (como dice mi cuñado) con su mascota... Todo hombres.

Mientras iba caminando, también iba decidiendo la ruta. Siempre me pasa. He hablado por teléfono como una cotorra y, al finalizar, he decidido inmortalizar el momento para subirlo a Instagram. Del mismo modo lo he compartido con la familia y, en ese momento, después de la pregunta de rigor de mi madre"¿Dónde andas?", he decidido activar el GPS de mi móvil.

Instintivamente he decidido tomar un "atajo" que me lleva por debajo de la vía del tren. Un ruido me ha asustado, al ir yo pensando en mis cosillas. Un ciclista me ha adelantado. Mis sentidos se han agudizado, igual que Spiderman. Unos pasos y una respiración me han puesto en alerta. Tarda mucho en adelantarme. No te obsesiones. No viene nadie de frente. Sigo escuchando la respiración y los pasos a plomo. Un corredor me adelanta por fin. Cruzo la carretera. Decido ir por el parque donde jugábamos a rugby este verano. De frente viene un hombre haciendo eses. Lo reconozco. Alguna mañana cuando subía a trabajar me lo he cruzado. Sigo mi camino. De pronto me asalta la duda de la bifurcación. Veo la gente corriendo y caminando en las pistas de atletismo. Decido continuar por el camino más concurrido. Hombres corriendo, hombres en bicicleta, parejas de hombre y mujer caminando, mujer caminando, hombre y mujer corriendo, hombres caminando, hombre con mascota, mujer corriendo,...

Me doy cuenta que antes siempre salía a caminar o volvía sola de algún lugar y, en un rinconcito de mi mente, siempre había cierto temor. Hoy, sin quererlo, ese temor se ha hecho más grande y, de forma imperceptible, he decidido tomar determinadas medidas: activar el GPS, avisar a mi familia sutilmente por mensaje que he salido a caminar, escoger los caminos más concurridos, tener los sentidos más alerta... ¡MIERDA!

A pesar del temor, he recogido mi "miedo", mi "desasosiego", lo he metido en el bolsillo de mi cazadora y he salido. Porque el miedo se combate no parando.


Sí, somos amigos

Hace algunas semanas acudí a la boda de un amigo. Se trata de uno de esos amigos que no ves a menudo, pero que sabes que siempre estará (y viceversa: yo siempre estaré). Es una amistad en la que prima el cariño por encima de todo, a pesar del tiempo y la distancia. Muchas cosas y momentos hemos compartido. Risas, llantos, complicidad, fiestas, confidencias...
Y se casó. Esperó a encontrar a la persona adecuada. Y no se equivocó.

En esa boda me iba a encontrar a personas de siempre. "Las viejas glorias" me dijo él. Personas que ves de guindas a Pascuas y con las que intercambias, dependiendo del momento o la situación, un "hola" o algo más.

A esa boda iba acompañada (en realidad nos acompañábamos mutuamente) de mi mejor amigo. 
En la mesa del lugar donde teníamos el convite, después de un par de horas de conversación (minuto arriba, minuto abajo), tuve que escuchar la típica pregunta (o exclamación): "¡Ah! Pero ¿no sois pareja?".

Pues no queridas y queridos. No somos pareja sentimental aunque a tus ojos formemos la pareja más maravillosa del mundo mundial.

Y esa frase, o alguna parecida, la tuve que escuchar a lo largo de toooooooda la tarde.

Respuesta: No, no somos pareja; somos amigos desde hace un montón de años; nos conocemos demasiado; "paso palabra"; (silencio),...

¿Por qué resulta tan difícil entender que un chico y una chica puedan ser SÓLO amigos?

Nos han hecho creer que en estos casos una de las dos partes siente algo más hacia la otra. Debe ser así. Los chicos siempre quieren algo más, las chicas nos dejamos querer.

En este caso recuerdo una foto de Betacoqueta (@betacoqueta) con su amigo del alma compartida en Instagram donde hacia la misma reflexión.

¿Por qué no nos quitamos los prejuicios? ¿Por qué no liberamos nuestra mente y somos capaces de ver más allá, de sentirnos libres y no ser mal pensadas?

Sí, señoras y señores. Yo tengo un más-mejor amigo. Con él me enfado, discuto, con él comparto ideas a veces (otras no), me río y lloro, le escucho y al revés, con él converso en persona y digitalmente, en él confío hasta el infinito y más allá... Y somos un HOMBRE y una MUJER compartiendo amistad desde hace más de 20 años. 
Pero también tengo otros amigos varones con los que no hay nada sexual entre medias. Porque yo creo que puede haber amistad entre un chico y una chica.

Quitaos esa idea de vuestra mente calenturienta.

Evolucionemos.

Sí, somos amigos.

Sí, somos amigos

Hace algunas semanas acudí a la boda de un amigo. Se trata de uno de esos amigos que no ves a menudo, pero que sabes que siempre estará (y viceversa: yo siempre estaré). Es una amistad en la que prima el cariño por encima de todo, a pesar del tiempo y la distancia. Muchas cosas y momentos hemos compartido. Risas, llantos, complicidad, fiestas, confidencias...
Y se casó. Esperó a encontrar a la persona adecuada. Y no se equivocó.

En esa boda me iba a encontrar a personas de siempre. "Las viejas glorias" me dijo él. Personas que ves de guindas a Pascuas y con las que intercambias, dependiendo del momento o la situación, un "hola" o algo más.

A esa boda iba acompañada (en realidad nos acompañábamos mutuamente) de mi mejor amigo. 
En la mesa del lugar donde teníamos el convite, después de un par de horas de conversación (minuto arriba, minuto abajo), tuve que escuchar la típica pregunta (o exclamación): "¡Ah! Pero ¿no sois pareja?".

Pues no queridas y queridos. No somos pareja sentimental aunque a tus ojos formemos la pareja más maravillosa del mundo mundial.

Y esa frase, o alguna parecida, la tuve que escuchar a lo largo de toooooooda la tarde.

Respuesta: No, no somos pareja; somos amigos desde hace un montón de años; nos conocemos demasiado; "paso palabra"; (silencio),...

¿Por qué resulta tan difícil entender que un chico y una chica puedan ser SÓLO amigos?

Nos han hecho creer que en estos casos una de las dos partes siente algo más hacia la otra. Debe ser así. Los chicos siempre quieren algo más, las chicas nos dejamos querer.

En este caso recuerdo una foto de Betacoqueta (@betacoqueta) con su amigo del alma compartida en Instagram donde hacia la misma reflexión.

¿Por qué no nos quitamos los prejuicios? ¿Por qué no liberamos nuestra mente y somos capaces de ver más allá, de sentirnos libres y no ser mal pensadas?

Sí, señoras y señores. Yo tengo un más-mejor amigo. Con él me enfado, discuto, con él comparto ideas a veces (otras no), me río y lloro, le escucho y al revés, con él converso en persona y digitalmente, en él confío hasta el infinito y más allá... Y somos un HOMBRE y una MUJER compartiendo amistad desde hace más de 20 años. 
Pero también tengo otros amigos varones con los que no hay nada sexual entre medias. Porque yo creo que puede haber amistad entre un chico y una chica.

Quitaos esa idea de vuestra mente calenturienta.

Evolucionemos.

Sí, somos amigos.

Lo femenino molesta

La semana pasada ha sido bastante movida.

La #huelgafeminista del 8 de marzo ya se está preparando, y de ella se habla y se escribe en las redes sociales. Nos instan a las mujeres a que paremos para que la sociedad, y el mundo entero, pues es una huelga a nivel mundial, se den cuenta que sin nosotras el mundo se para. Nada de las tareas de cuidado, de las tareas domésticas, de ir a comprar, de consumir... Sigue el ejemplo de la huelga ocurrida en Islandia el 24 de octubre de 1975. En ese día, el 90% de las mujeres del país estaban en huelga.



Algo así se quiere que sucede este año 2018. El año que se ha declarado el feminista por excelencia.

Pero todo lo relacionado con el feminismo y con las reivindicaciones de las mujeres molesta e incomoda. Hablo en el mundo en general, pero también en España en particular.

En algunos programas de televisión se sientan a hablar sobre abusos sexuales y la brecha salarial entre hombres y mujeres a personas (hombres en el 99% de los casos) que son machistas confesos y que la palabra feminismo y todo lo que ello conlleva les provoca urticaria. Personas (soy benévola, lo sé) que estiman que la mujer tiene que seguir limpiando en casa y coserse la boca porque ella no entiende de nada y su inteligencia es insuficiente para hablar en público. Aquellas que osan acudir a un plató de televisión porque tienen conocimientos suficientes de un tema, en muchas casos vetado para ellas, son insultadas mediante calificativos que hacen mención a su belleza, a su estado físico o a su orientación sexual.

Pero no hace falta ver la televisión para darse cuenta que el machismo, en sus diferentes modalidades, sigue haciendo de las suyas y sigue trabajando para que sus privilegios se sigan manteniendo, en lugar de compartir espacio y dinero con las mujeres. 

En centros educativos es habitual escuchar frases del tipo: "aumentan los casos de violencia de género entre adolescentes porque están sobre-informados"; "ya está la pesada de turno hablando sobre igualdad y la mujer"; "las mujeres cobran menos porque Dios hizo a los hombres más fuertes"; "el feminismo es lo contrario que el machismo"; "las feminazis sois unas pesadas".

Esto me lo cuentan y lo vivo yo en muchos de los institutos a los que acudo para hacer talleres sobre igualdad y violencia de género.

Esta semana ha estado movidita porque a Irene Montero se le ha ocurrido emplear la palabra "portavoza" en un intento, o eso quiero pensar, de visibilizar a las mujeres en los entornos políticos. 

Que digo yo, desde mi ignorancia e incultura, que no es necesario marear tanto la perdiz. Que está muy bien poner "el y la" antes de una palabra, sin necesidad de este circo mediático. Estoy a favor del lenguaje inclusivo y no sexista, de visibilizar porque aquello que no se nombra no existe (ya lo digo en un capítulo de mi tesis), pero ya me cansa todo este circo político y, repito, mediático, en los que todos y todas se suman, porque es lo que "mola" ahora y es "cool", a esto del feminismo. Apoyo totalmente las palabras que mi compañera y amiga Montse, de Generando Igualdad, ha escrito en su perfil de Facebook y en el blog de la asociación. Las suscribo totalmente. En el siguiente enlace las podréis leer:


Cansa tanto postureo, tanto discurso fácil para subirse al carro, tantas palabras bonitas que no van seguidas de hechos tangibles y de lucha prolongada en el tiempo. Cansa que den "por culo" (perdón por la expresión) a las personas, hombres y mujeres, pero sobre todo estas últimas, de a pie que desde su humilde posición y con recursos cada vez más escasos, siguen luchando por la igualdad entre sexos para desterrar, de una vez por todas, los roles y los estereotipos de género, el machismo, la desigualdad y la discriminación que tanto mal hace a las mujeres y, en consecuencia, a la sociedad en general.

No ponemos el grito en el cielo cuando la RAE estudia incluir la palabra "folla-amigo/a" o cuando establece que está admitido decir tanto "albóndiga" como "almóndiga", aunque en mis oídos "almóndiga" chirríe tanto como una puerta que necesita 3 en 1. 
Pero sí nos escandalizamos porque, en su momento, Bibiana Aído dijo "miembras", pero vemos de lo más normal las abreviaturas en los mensajes en el móvil; nos molestamos porque no sintetizamos el lenguaje cuando decimos en los discursos "todas y todos", "señoras y señores"; en la universidad, levantamos la mano ante las faltas de ortografía del conjunto de estudiantes porque luego ponen recursos y los órganos superiores les dan la razón porque no se les examina de gramática, sino de los conocimientos adquiridos sobre la asignatura. Pero que Irene Montero use el término "inventado" de "portavozas" nos hace rasgarnos las vestiduras.

Como pregunta el profesor Octavio Salazar en su cuenta de Twitter: 
No perdamos el norte. Ésta es otra estratagema más, del llamado por Miguel Lorente Acosta, "posmachismo" para desestabilizar los cimientos de esta lucha limpia que abanderamos las mujeres, acompañadas y apoyadas por algunos hombres, para lograr que nos reconozcan el sitio que merecemos al lado de la otra mitad de la población mundial.

El argumento que usan muchas personas es el insulto y las descalificaciones, como dice Nuria Varela, porque no tienen otro argumento sostenible para ir en contra del feminismo.

Porque el feminismo te hace pensar, te hace plantear que las cosas que vivías hasta ahora dejan a una parte de la población, a tus compañeras, en una posición desigual porque tú, hombre, tienes más derechos y privilegios que ellas.

Claro que molesta, incomoda y cuesta dejar una posición privilegiada para bajar escalones. Por supuesto. Pero que te quedes en tu pedestal no te hace mejor persona, sino que acrecienta la idea de que "todo vale en el amor y en la guerra" y que "el fin justifica los medios".

Si fuese al revés, si las posiciones discriminatorias y desigualitarias las viviesen los hombres, en el campo que sea, no escucharíamos otras cosas que sus voces, sus gritos y sus quejas.

Mi profesora de Derecho Canónico, más o menos, decía que para desarmar al enemigo hay que conocerlo en profundidad. 

Por ello animo a todas las personas que consideran que el feminismo es algo malo, que todas las feministas quieren la superioridad de la mujer por encima del hombre, etc., que estudien en profundidad las ideas que fomenta este movimiento social y político abanderado por mujeres de todas las culturas, etnias, nacionalidades, orientaciones sexuales, etc. 

Quizás después, una vez estudiado y analizado, se cambien de bando y luchen a nuestro lado.



Lo femenino molesta

La semana pasada ha sido bastante movida.

La #huelgafeminista del 8 de marzo ya se está preparando, y de ella se habla y se escribe en las redes sociales. Nos instan a las mujeres a que paremos para que la sociedad, y el mundo entero, pues es una huelga a nivel mundial, se den cuenta que sin nosotras el mundo se para. Nada de las tareas de cuidado, de las tareas domésticas, de ir a comprar, de consumir... Sigue el ejemplo de la huelga ocurrida en Islandia el 24 de octubre de 1975. En ese día, el 90% de las mujeres del país estaban en huelga.



Algo así se quiere que sucede este año 2018. El año que se ha declarado el feminista por excelencia.

Pero todo lo relacionado con el feminismo y con las reivindicaciones de las mujeres molesta e incomoda. Hablo en el mundo en general, pero también en España en particular.

En algunos programas de televisión se sientan a hablar sobre abusos sexuales y la brecha salarial entre hombres y mujeres a personas (hombres en el 99% de los casos) que son machistas confesos y que la palabra feminismo y todo lo que ello conlleva les provoca urticaria. Personas (soy benévola, lo sé) que estiman que la mujer tiene que seguir limpiando en casa y coserse la boca porque ella no entiende de nada y su inteligencia es insuficiente para hablar en público. Aquellas que osan acudir a un plató de televisión porque tienen conocimientos suficientes de un tema, en muchas casos vetado para ellas, son insultadas mediante calificativos que hacen mención a su belleza, a su estado físico o a su orientación sexual.

Pero no hace falta ver la televisión para darse cuenta que el machismo, en sus diferentes modalidades, sigue haciendo de las suyas y sigue trabajando para que sus privilegios se sigan manteniendo, en lugar de compartir espacio y dinero con las mujeres. 

En centros educativos es habitual escuchar frases del tipo: "aumentan los casos de violencia de género entre adolescentes porque están sobre-informados"; "ya está la pesada de turno hablando sobre igualdad y la mujer"; "las mujeres cobran menos porque Dios hizo a los hombres más fuertes"; "el feminismo es lo contrario que el machismo"; "las feminazis sois unas pesadas".

Esto me lo cuentan y lo vivo yo en muchos de los institutos a los que acudo para hacer talleres sobre igualdad y violencia de género.

Esta semana ha estado movidita porque a Irene Montero se le ha ocurrido emplear la palabra "portavoza" en un intento, o eso quiero pensar, de visibilizar a las mujeres en los entornos políticos. 

Que digo yo, desde mi ignorancia e incultura, que no es necesario marear tanto la perdiz. Que está muy bien poner "el y la" antes de una palabra, sin necesidad de este circo mediático. Estoy a favor del lenguaje inclusivo y no sexista, de visibilizar porque aquello que no se nombra no existe (ya lo digo en un capítulo de mi tesis), pero ya me cansa todo este circo político y, repito, mediático, en los que todos y todas se suman, porque es lo que "mola" ahora y es "cool", a esto del feminismo. Apoyo totalmente las palabras que mi compañera y amiga Montse, de Generando Igualdad, ha escrito en su perfil de Facebook y en el blog de la asociación. Las suscribo totalmente. En el siguiente enlace las podréis leer:


Cansa tanto postureo, tanto discurso fácil para subirse al carro, tantas palabras bonitas que no van seguidas de hechos tangibles y de lucha prolongada en el tiempo. Cansa que den "por culo" (perdón por la expresión) a las personas, hombres y mujeres, pero sobre todo estas últimas, de a pie que desde su humilde posición y con recursos cada vez más escasos, siguen luchando por la igualdad entre sexos para desterrar, de una vez por todas, los roles y los estereotipos de género, el machismo, la desigualdad y la discriminación que tanto mal hace a las mujeres y, en consecuencia, a la sociedad en general.

No ponemos el grito en el cielo cuando la RAE estudia incluir la palabra "folla-amigo/a" o cuando establece que está admitido decir tanto "albóndiga" como "almóndiga", aunque en mis oídos "almóndiga" chirríe tanto como una puerta que necesita 3 en 1. 
Pero sí nos escandalizamos porque, en su momento, Bibiana Aído dijo "miembras", pero vemos de lo más normal las abreviaturas en los mensajes en el móvil; nos molestamos porque no sintetizamos el lenguaje cuando decimos en los discursos "todas y todos", "señoras y señores"; en la universidad, levantamos la mano ante las faltas de ortografía del conjunto de estudiantes porque luego ponen recursos y los órganos superiores les dan la razón porque no se les examina de gramática, sino de los conocimientos adquiridos sobre la asignatura. Pero que Irene Montero use el término "inventado" de "portavozas" nos hace rasgarnos las vestiduras.

Como pregunta el profesor Octavio Salazar en su cuenta de Twitter: 
No perdamos el norte. Ésta es otra estratagema más, del llamado por Miguel Lorente Acosta, "posmachismo" para desestabilizar los cimientos de esta lucha limpia que abanderamos las mujeres, acompañadas y apoyadas por algunos hombres, para lograr que nos reconozcan el sitio que merecemos al lado de la otra mitad de la población mundial.

El argumento que usan muchas personas es el insulto y las descalificaciones, como dice Nuria Varela, porque no tienen otro argumento sostenible para ir en contra del feminismo.

Porque el feminismo te hace pensar, te hace plantear que las cosas que vivías hasta ahora dejan a una parte de la población, a tus compañeras, en una posición desigual porque tú, hombre, tienes más derechos y privilegios que ellas.

Claro que molesta, incomoda y cuesta dejar una posición privilegiada para bajar escalones. Por supuesto. Pero que te quedes en tu pedestal no te hace mejor persona, sino que acrecienta la idea de que "todo vale en el amor y en la guerra" y que "el fin justifica los medios".

Si fuese al revés, si las posiciones discriminatorias y desigualitarias las viviesen los hombres, en el campo que sea, no escucharíamos otras cosas que sus voces, sus gritos y sus quejas.

Mi profesora de Derecho Canónico, más o menos, decía que para desarmar al enemigo hay que conocerlo en profundidad. 

Por ello animo a todas las personas que consideran que el feminismo es algo malo, que todas las feministas quieren la superioridad de la mujer por encima del hombre, etc., que estudien en profundidad las ideas que fomenta este movimiento social y político abanderado por mujeres de todas las culturas, etnias, nacionalidades, orientaciones sexuales, etc. 

Quizás después, una vez estudiado y analizado, se cambien de bando y luchen a nuestro lado.



GRACIAS. Esto ha llegado a su fin

Hace justo una semana estaba pasando el hecho más importante en mi vida académica: La defensa de la tesis.

Cuatro años de trabajo de estudio, de redacción, de investigación, de conversación, de desesperación, de desilusión, de ganas de arrojar la toalla, de... Cuatro años que llegaron a su fin, a pesar de que no estaba (ni estoy) satisfecha con el trabajo final, pero sí con lo conseguido y, sobre todo, con el último año y medio.

En este post voy a tratar de dar las GRACIAS a todas las personas que han estado ahí y que no he podido mencionar en mi tesis o en la exposición como realmente me gustaría. Había que ser políticamente correcta, en esta ocasión sí.

En primer lugar, tengo que agradecer a MIS PADRES su apoyo, en todos los sentidos imaginables y más, y compañía incondicional. En muchas ocasiones me he acordado de mi madre por animarme a iniciarme en esto del doctorado. Yo me las creía felices y que todo iba a ser muy fácil, pero la realidad fue otra totalmente diferente. Sarcásticamente le reí la gracia a la idea que había tenido mi bendita madre de que hiciera el doctorado. No veía el final, sólo obstáculos y pedruscos. Pero el final llegó.
Ver a mi padre emocionado y nervioso no tiene precio. Soy tan sensiblona como él, qué se le va a hacer, orgullo de hija. El pobrecito mío me ha visto sufrir lo indecible, viajar (ya lo veía como algo habitual), hablar de dinero (anda que no cuesta el doctorado), de problemas y encontronazos, de la alegría de haber descubierto un ángel que me enderezó el camino y me guió en los últimos tiempo.
Gracias a mi madre y a mi padre estoy donde estoy y soy como soy.
Mi HERMANA y mi HERMANO también se han mantenido en la sombra, apoyándome en silencio, comprendiendo lo que a veces era incomprensible, animándome para que no decayera y tirara la toalla, no echándome en cara el no estar cuando me han necesitado o empujándome a marchar para que desconectara de Salamanca, hija, familia y pudiera respirar para volver con más energía. Este triunfo también es suyo. Las recompensas también las recogerán ella y él.

¿Qué decir de quien se ha mantenido a mi lado en silencio y en la sombra? Amílcar es mi amigo, mi hermano, mi corrector ortográfico y mi diseñador gráfico particular. No tendré vida suficiente para agradecerle todo lo que ha hecho. Ha acudido a mi llamada a pesar del cansancio (que me ocultaba a veces), para ayudarme a maquetar, editar, diseñar... Se ha leído todo el texto buscando errores para que quedara perfecto (al final no lo hemos conseguido, pero es que la perfección no existe). Sorprendida de que fuese capaz de leer el documento ¡dos veces! No tengo palabras de agradecimiento que expresen lo que ha significado, significa y significará.
Mis estancias en Madrid, como digo en los agradecimientos de la tesis, no hubiesen sido posibles sin mis tíos. Siempre con una sonrisa, con una cama acogedora, con una predisposición para ayudar. Mi tío me ha guiado por los pasillos del Congreso de los Diputados para mostrarme los entresijos de ese edificio y a las personas que han colaborado en las entrevistas. Además, nos hemos recorrido algunos barrios de Madrid para que pudiera conocer el trabajo diario de los agentes de policía (sólo me he entrevistado con hombres, qué se le va a hacer), lo cual me ha servido para tener una visión más clara y amplia del trabajo que realiza el CNP.

Alguien quiso que en el camino me topase, casi por casualidad, con quien ha sido mi ángel de la guarda durante 1 año y medio largo. Soledad ha sido capaz de ilusionarme otra vez cuando ya había perdido la ilusión por terminar, de darme fuerzas cuando me faltaban, de darme ánimos, de ser lo suficientemente dura cuando era necesario, de tirarme de las orejas si era preciso, pero también ha sido, es y será un referente como mujer y como profesional. Creo que tampoco le agradeceré nunca todo lo que ha hecho por mí sin saberlo.

Raquel Luengo ha sido otro de los motores en este camino del Doctorado. Como he dicho, se alió, sin saberlo, con mi madre, para empujarme a iniciar este camino que concluí el lunes 27 de noviembre. En consecuencia, participó activamente en mi investigación teniendo la "suerte" y el "honor" de iniciar las entrevistas a profesionales. Porque ella es una gran profesional que se implica, que es responsable, que tiene empatía, fuerza, tacto y que trata de ayudar en la medida de sus posibilidades. Nos uníamos para arreglar el mundo, en esos momentos que teníamos de bajón individual que compartíamos, y nos íbamos para casa con otra cara y con otro espíritu.

Mis amistades más cercanas han sufrido mi lejanía y mi no disponibilidad. Mi compañera de fatigas, Teresa, no sólo ha tenido que soportar la distancia en km que nos separa, sino también mis ausencias estando en la misma ciudad, viajes no realizados para vernos y largos mensajes por Telegram contándonos las noticias más importantes que no nos podíamos decir en persona. Ahora recuperaremos el tiempo.
Mi compi chancletero, Ángel, me ha ayudado a pesar de que él también está súper liado en todo momento. El poder compartir con él momentos en nuestra Pandilla Chancleta ha hecho que no pierda la cordura. Siempre con el café dispuesto, con su cuaderno/libreta, con las risas para desestresar. Ahora estamos los dos al mismo nivel de implicación y de esto tiene que salir algo mucho mejor que hasta ahora.
Cuando te haces mayor el cuadrar horarios para poder tomar una taza de té se vuelve casi misión imposible, sobre todo cuando una de las dos partes está inmersa en la redacción de una tesis doctoral. Ainara lo sabe muy bien, pues lo sufre por partida doble: su pareja y su amiga. Ella ha estado ahí comprendiendo que los tiempos son los que son y que es mejor un par de mensajes de Telegram que el estar reprochando la escasez de tiempo. Es otra persona a la que tengo que agradecer su comprensión.
Hay quienes llegaron casi al final de este largo camino pedregoso. Juancar y Bego se reengancharon y, cada uno a su manera, me han acompañado, apoyado, empujado y soportado (lo reconozco, había momentos que había que soportarme). Pero siempre han estado ahí dispuestos a un café, a un mensaje, a un paseo...

Creo que no me dejo a nadie. Pero si es así, GRACIAS. Gracias por el cariño, la paciencia, la comprensión.

Gracias a María José, a Montse, a Marichu, a todo Generando Igualdad por cómo os portáis conmigo, porque nos tenemos que reunir para volver a hacer algo bonito y recordarnos que somos reinas. Os recuerdo que me debéis visita. Gracias por ser cómo sois, tan auténticas, tan generosas, tan cercanas y tan fuertes. Gracias por las conversaciones que intentan arreglar un mundo que está mal herido. Gracias por hacer una piña y estar. Eso es con lo que me quedo.

Este trabajo ha contribuido a que en las reuniones familiares y de amigos/as hablemos de igualdad, violencia de género, machismo, feminismo... 

La lucha continúa. Unidos/as seremos más fuertes.

Gracias
Rosa, esto va por ti. Para que te des cuenta que si se quiere y con ayuda, se puede.