Hoy pueden comenzar a salir las/os peques, menores de 14 años, a la calle. Me acuerdo de mis sobris y me alegro por ellas, quienes son de culo inquieto y bastante bien lo han estado llevando.
Recuerdo las quejas de mi hermana por estar con dos en un piso, sin balcón ni terraza; y pienso que bastante bien están.
Nosotras, como personas adultas, tratamos de sobrellevarlo, de gestionarlo; tenemos nuestros momentos de histeria, momentos en los que no nos aguantamos ni nosotras mismas... Pero tenemos a nuestro alcance, la mayoría de las veces, mecanismos y herramientas para tranquilizarnos y tratar de llevarlo lo mejor posible. Pero, entonces, me paro a pensar en estos seres de 5, 2 y 1 año, quienes se están formando emocional y personalmente y me pregunto qué pasará por sus cabezas.
Luego pienso en los dos jovenzuelos del piso de arriba y en cómo están aprovechando para jugar a la play, dando voces como si no hubiera mañana (ya lo hacían antes), en cómo es su relación con su padre y en cómo deben recibir a su madre cuando vuelve de trabajar en una residencia. En este caso, no creo que hayan cambiado mucho.
Algo nos tiene que hacer cambiar esto que estamos viviendo; en alguna forma nos tiene que afectar para mejorar, para no volver a cometer los mismos errores (por lo menos la inmensa mayoría de las personas, espero). Ya sabemos que algunos seres seguirán pensando que ellos son superiores y su nivel de inteligencia es más elevado que el de los demás. Pero el resto del mundo sabe que son unos solemnes "hijos de la fruta" que tienen el ego subido y que sus soluciones pasan por acciones y medidas ridículas.
¿En serio Trump pensaba que inyectando lejía se iba a solucionar todo? Pues que empiece él por ponerse una inyección de éstas. Un buen dirigente da ejemplo.
Seamos conscientes de que la Madre Tierra, el Universo, el Karma, los Dioses del Olimpo nos han mandado un toque de atención muy muy pero que muy fuerte para que empecemos a hacer las cosas de otra manera.
En Salamanca lleva lloviendo ya ni sé la cantidad de días. En todo este tiempo he pensado que la atmósfera está aprovechando para limpiarse, oxigenarse... Se está poniendo guapa en todos los sentidos. Y espero que cuando se acabe esta cuarentena, no nos dediquemos a tirar por la borda todo lo bueno que hemos conseguido.
A parte de ser conscientes de la necesidad de cuidar a la Madre Naturaleza, a la Madre Tierra, también tenemos que seguir reconociendo la labor de todas aquellas personas, y darle la importancia que se merece, que ahora se han estado dedicando en cuerpo y en alma a que salgamos de ésta: personal sanitario de todo tipo, personal de limpieza, personal de supermercados y tiendas, personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad, personal de las telecomunicaciones...
Habrá personas que aún sigan considerando que son la última pieza de la pirámide que compone la sociedad, pero tiene que haber alguien que les recuerde que, sin estas personas, la cosa podría haber ido mucho peor, que son muy valiosas, que son tremendamente necesarias.
Tampoco podemos olvidarnos de todo lo que compone la cultura y de todas las personas que lo hacen posible: autoras y autores, libreras y libreros, cuentacuentos o cuentistas, actrices y actores, producción teatral, TV y de cine, músicas y músicos, cantautores, etc. (porque se me olvida algo y alguien seguro). Sin la cultura nuestro tiempo de cuarentena se habría vuelto tedioso, nos habríamos vuelto más locas y locos, las horas no hubieran pasado. El mundo del titiritero/a es muy importante. Te hace ampliar la mente, tener otros conocimientos, disfrutar del tiempo, reflexionar, cuestionar...
Creo que no es el momento de reprochar. Quienes están ahí arriba lo han hecho lo mejor posible, con los recursos que se tenían... Creo que han tratado de sumar, a pesar de los obstáculos en el camino.
Ahora no nos sirve de nada pensar en el pasado, tenemos que actuar en el presente para que el futuro sea mejor, un avance.
Me pone de los nervios todas aquellas personas que se consideran expertas de todo, pero en realidad lo son de nada. Dedícate a cuidarTE para cuidarNOS y deja de fastidiar.
Considero, metiéndome en un berenjenal político, que en pleno siglo XXI, tenemos una oposición que debería quedarse en su casa, sin cobrar ni un euro porque no ha hecho nada productivo en todos estos meses.
Era el momento de arrimar el hombro, de ayudar, de colaborar, no de aprovechar para crear trols, hacer campaña política y meter mierda que luego, espero, aparezca en el felpudo de su casa.
En mi humilde opinión, han actuado de forma rastrera, no sabiendo cuál era su sitio ni lo que tenían que hacer.
La oposición tiene que ser constructiva, dar soluciones, medidas, tener iniciativas que sumen, nunca que resten y que obstaculicen.
Los egos y los ombligos deberían de haberse quedado guardados en el fondo de un bául, en un rincón de su casa, haberse puesto la ropa de trabajo y preguntar: ¿en qué puedo ayudar? (como dice el doctor Max Goodwin en la serie New Amsterdam). ¿Lo han hecho?
Ya queda un día menos para que esto pase. Después, cuando podamos salir todo el mundo a la calle, con cautela, sin bajar la guardia, tenemos que seguir cuidándonos y tomando precauciones, porque la guerra aún no habrá terminado. Tocará volver a arrimar el hombro, seguir aplaudiendo, sonreír a las personas con las que nos crucemos y colaborar para que saquemos lo positivo de esto.
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