Last Christmas


Se acerca el final de la Navidad. La verdad que lo que desde hace unos años me gusta más de estas fechas es el "lío" de ayudar a los Reyes Magos con los regalos, escribir la carta, esconder, envolver, "picar" al personal, etc.

Este año es algo diferente, la verdad. Nos falta una persona. Se ha echado de menos el salir pitando para verla en "su casa" y su regañina porque no la íbamos a ver más a menudo. Lo cierto es que lo llevo pensando desde dos semanas antes de que comenzase toda esta algarabía de la Navidad. Falta algo.

Pero también son diferentes porque hay que cuidar a otra persona que cada vez va decayendo más. Trabajamos la paciencia, la mano izquierda, el aguante... y todo lo maquillamos con el amor que sentimos por ella. Está, pero no está. Y, aunque se hace duro, siempre hay que tener una sonrisa dispuesta y esconder el dolor que se reflejan en los ojos y que sientes en el corazón.

Pero no todo son penas. Hay una pequeña alegría que corretea, que te come a besos, que te pedí las cosas "por fis" y que corre al regazo de la "bi" para que la proteja y no la riñan. Con su sonrisa te desarma y te inunda de luz. Pero ya, cuando se junta con "su tata", un halo mágico rodea todo el entorno y, por unos segundos, las penas se olvidan.

Las siguientes navidades volverán a ser distintas. Ni mejores ni peores, como éstas, simplemente diferentes. Porque nosotros habremos cambiado algo, porque quizás tengamos menos ganas de celebrar, aunque tengamos más motivos, porque los años nos puedan o porque dejemos que las tristezas, aunque menos, venzan a las alegrías.

Es el momento de hacer balance. Llegamos al final de un recorrido y tendremos que elegir por dónde continuar, tenemos que decidir si dejamos que prime lo negativo o lo positivo. En nuestra mano está.




No hay comentarios:

Publicar un comentario