
Tenemos el firme propósito de adelgazar porque nos hemos pasado con la comida en las distintas reuniones familiares y de amistades que hemos tenido en estos 15 ó 20 días, nos proponemos salir a correr, andar, ir al gimnasio... en definitiva, movernos más para no caer en el sedentarismo que no es lo mismo que el senderismo, queremos cambiar algo de nuestro carácter para que la vida y nuestras relaciones sociales y personales sean mejores, nos proponemos ser más felices, cuidar de las personas que nos rodean, etc. etc. etc. (Añadid los vuestros si queréis).

Puedes tenerlo todo organizado, de forma milimétrica, saber qué hacer en cada minuto o segundo de los próximos días, pero algo puede ocurrir que te trastoque absolutamente todo. Una llamada, un mensaje, un abrazo, una sonrisa,...
Puedes recibir una noticia que te tambalee, que te haga tomar unos minutos para asimilarla y que te haga plantear si has hecho las cosas bien o las podías haber hecho mejor, si está en tu mano cambiar lo que ha sucedido o es mejor dejarlo estar. Empiezas a pensar: "Y si...", "Si hubiera estado...", "Si hubiera dicho...", "Si... Si...". Sisi Emperatriz (como dice un amigo). Cuando suceden las cosas hay que afrontarlas, identificar los sentimientos que tienes, colocarlos en el estante adecuado y comenzar a gestionarlos con calma y tranquilidad. Tras esto, hay que tomar las decisiones que creas convenientes. No nos vale ver las opciones a toro pasado.

Siempre he oído decir que cuando la cabeza no está bien, da igual la ayuda que te presten, si no quieres salir adelante no sales.
Estoy leyendo el libro de Irene Villa Saber que se puede y, a lo largo de él, habla de la importancia y del poder de la mente para superar obstáculos y adversidades. Si la cabeza no está bien, no puedes enfrentarte a las cosas, no eres capaz de salir adelante y seguir viviendo. Te encuentras al borde de un abismo y, de repente, ... el vacío.
Ante los problemas, es muy importante y necesario tener una red de apoyo a tu alrededor que no te deje caer o, si ya has caído, que te ayude a levantar, a recoger los trocitos y recompenerlos. Quizás, más importante y necesario aún, es tener la cabeza lo suficientemente fuerte y entera para que, cuando te dé el bajón, tengas la entereza suficiente para no dejarte caer más y más en un pozo sin fondo, oscuro, ... y ser capaz de pedir ayuda o salir adelante por uno mismo. Pero hay personas que no quieren o no pueden tener esa cabeza fría, tan necesaria en determinados momentos, para continuar y buscar otros caminos para alcanzar la meta.
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