Pues hoy, después de una semana viajando todas las mañanas a Ciudad Rodrigo para impartir talleres sobre igualdad y violencia de género (de los que ya os hablaré más adelante) y dejando de lado la corrección del capítulo 5 de mi tesis, he decidido escribir sobre la FELICIDAD.
¿Podemos ser felices? ¿Realmente sabemos buscar la felicidad? ¿Qué es la felicidad?
Ciertamente es una pregunta que me he hecho muchas veces. He llegado a pensar que estar con determinadas personas era lo que hacía que yo fuera feliz, más bien, estar con una persona determinada. O tener ciertas cosas. O tener un buen trabajo (bien remunerado. ¿Existe eso?). Pero, luego, me he dado cuenta que es mucho más simple.
Sí es simple, pero también complicado por todo lo que nos han metido en la cabeza. Todos esos roles, estereotipos y prejuicios que existen en torno a la felicidad y cómo conseguirla.
"Busca tu media naranja". "Encuentra el trabajo de tu vida". "Para ser feliz quiero un camión". ¡Ah, no! Ésa es una frase de una canción de Loquillo y los Trogloditas.
La felicidad se consigue haciendo lo que te gusta, compartiéndolo con las personas que quieres, con las que verdaderamente valen la pena.
En realidad la única persona responsable de tu propia felicidad eres tú. Yo he tardado tiempo en darme cuenta, lo admito. También tengo que reconocer que no siempre todo es un "camino de rosas" o un "paseo por las nubes" (¡Ayss, cómo me gustó la película!), tienes tus momentos de bajón, en los que no encuentras el sentido a nada ni nadie, en los que te afecta absolutamente todo y todo el mundo, y no eres capaz de ver un resquicio para encontrar la felicidad.
Mi teoría sobre la felicidad es: ésta se encuentra compuesta por pequeños momentos. Momentos casi imperceptibles. Momentos diminutos, los cuales se van uniendo a lo largo de la vidad y, al final, forman la felicidad plena.
Pasear un día de sol o de lluvia por un lugar tranquilo, que transmita serenidad; tomar un café/infusión (prefiero lo segundo) con un/a amigo/a con quien quieras compartir tus confidencias, tus risas, tus miedos, tus anécdotas; comer con la familia y la sobremesa (¡Ay esas sobremesas!); jugar a la Wii/Play con tus hijos/as; conversar con ellos/as mientras hacéis la comida o la cena; mirar cómo el agua cae del cielo pensando que los angelitos, esos seres que dicen que no tienen sexo, se desahogan después de unos días estresantes; practicar running, trecking, ir de excursión, recoger setas o castañas; sentarte delante del TV para ver una película en compañía; sofá, manta y un buen libro; descansar...
Haz tu lista de cosas simples y diminutas que te hacen sentir bien. Cuélgala en un lugar visible. Leéla cuando te levantes y cuando te vayas a la cama. Puedes modificarla, no es algo cerrado. Recuerda que:
En el blog de El País apareció un artículo que nos habla sobre si podemos ser felices.
Y tú, ¿qué piensas?
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