Diario de una pandemia IV

Parece que pasar de fase es como aprobar un examen muy importante. O como si nos diese derecho a obtener una plaza de trabajo para un puesto fijo importante.

Creo que se nos olvida que el puesto importante que nos jugamos es nuestra propia vida, nuestra propia seguridad; pero, a la vez, la vida y la seguridad de todas las personas de nuestro entorno, de nuestra ciudad, de nuestro país...

Hemos escuchado (o leído en mi caso) verdaderas barbaridades para luchar o combatir el COVID-19. Encima, esas recomendaciones o propuestas vienen de los responsables de gobernar-dirigir un país. También existen empresas (capitalismo on fire) que se sacan trucos de la manga para desinfectar, vacunar, etc., yendo en cotnra de todas las recomendaciones sanitarias. ¡Así nos luce el pelo!

Sigo escuchando a personas argumentar y quejarse porque no se abren los bares, las discotecas, los gimnasios o porque en las tiendas de ropa siguen unas normas muy estrictas de seguridad e higiene. Pero no escucho manifestarse por un apoyo a los servicios públicos, por blindar contratos y dar un salario más que digno al personal sanitario, de la limpieza, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, personal de supermercados... Ni porque se abran, con seguridad, los parques para nuestras/os peques puedan desfogarse.

Seguimos dando soluciones de mierda para nuestra educación. Continuamos fomentando la desigualdad digital, de salarios... Seguimos aceptando la desigualdad según el color de piel, el nivel económico o el sexo...

Yo era de las personas que pensaba que esta pandemia nos iba a cambiar a todo el mundo. Que nos haría valorar nuestro entorno, ser conscientes de la necesidad de cuidarNOS y cuidar a las otras personas, al Planeta... Pero veo que me equivocaba. 
En realidad no hemos cambiado. En realidad no valoramos más las cosas, seguimos siendo egoístas. Continuamos mirando nuestro propio ombligo, sin importar cómo esté el de al lado. Seguimos siendo cortas de miras y no somos capaces de ver más allá de nuestras propias narices. 


¿De verdad que nos seguimos creyendo invencibles, inmunes a todo?

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